“Creemos que se trata de una fosa común. Encontramos una bóveda abierta con siete bolsas llenas de huesos”, dijo a la AFP Abdel Rahmane Mawas, un socorrista de los Cascos Blancos contactado por teléfono y cuyos equipos visitaron en los últimos días.
Estas bolsas, seis de las cuales tenían nombre, fueron “trasladadas a un lugar seguro”, añadió, precisando que se realizarán “pruebas de ADN”.
Asegura que si “se han abierto otras bóvedas, es probable que hayan llegado allí civiles. Pero debemos alejarnos de las fosas comunes y dejar que las autoridades competentes se ocupen de ellas”.
Desde la caída de Bashar al-Assad, bajo la influencia de una ofensiva de grupos islamistas armados que entraron en Damasco el 8 de diciembre, las nuevas autoridades y los habitantes de los alrededores de la capital han comenzado a identificar lugares que albergarían fosas comunes.
Conflicto en Siria – Siria: la nueva potencia anuncia un acuerdo con los grupos armados para su disolución
“El camino será largo”
El sitio de Jisr Bagdad está situado a unos veinte kilómetros de la ciudad de Saydnaya y alberga la formidable prisión del mismo nombre, que se ha convertido en un símbolo de los peores abusos infligidos por el poder depuesto.
Diab Serriya, cofundador de la Asociación de Detenidos y Desaparecidos de la Prisión de Saydnaya (ADMSP), dice que conoció el lugar por primera vez en 2019, a través del “testimonio de un desertor de los servicios de inteligencia”.
Las imágenes de satélite sugerían que estaba en funcionamiento desde 2014. “Esta fosa común contiene probablemente detenidos, pero también excombatientes de las fuerzas de Assad o de la oposición muertos durante los combates”, dijo por teléfono a la AFP.
“Es posible que las bolsas de huesos hayan sido transportadas desde otras fosas comunes”, añadió. “Pasará un largo camino antes de que sepamos quién está enterrado”.
La suerte de decenas de miles de prisioneros y desaparecidos constituye uno de los aspectos más dolorosos de la tragedia siria, en un país desgarrado por 13 años de una guerra devastadora que dejó más de medio millón de muertos.
Mohamed Ali, vicepresidente del consejo municipal de la localidad de Adra, a pocos kilómetros de Jisr Bagdad, asegura que los habitantes no sabían nada del lugar, situado cerca de una posición del ejército sirio.
“Estaba prohibido acercarse o tomar fotografías porque era una zona militar”.