Corea del Sur se ha visto sumida en el caos político desde el intento fallido del presidente Yoon Suk Yeol de imponer la ley marcial la noche del 3 y 4 de diciembre. Se vio obligado a derogarlo apenas seis horas después bajo la presión del Parlamento, a pesar de estar rodeado de soldados y de las calles.
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Kim Yong-hyun, en el cargo en el momento de este golpe, dimitió el jueves y estaba detenido desde el domingo.
Intentó ahorcarse, explicó el Ministerio de Justicia en un comunicado enviado a la AFP.
Los guardias intervinieron “y cuando abrieron la puerta, inmediatamente abandonó su intento”, añadió Shin, diciendo que fue informado el miércoles por la mañana.
El ex ministro se encuentra actualmente bajo protección y goza de buena salud, continuó.
“Los resultados del reconocimiento médico muestran que el estado de salud del detenido es bueno, sin nada anormal, y que actualmente hace vida normal en el centro”, aseguró el Ministerio de Justicia.
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Kim Yong-hyun pidió disculpas el martes, afirmando a través de sus abogados que “toda la responsabilidad de la situación” recaía únicamente en él.
También certificó que sus subordinados “simplemente habían seguido (sus) órdenes y llevado a cabo las tareas que les habían sido asignadas”.
La policía surcoreana allanó la oficina presidencial el miércoles, una semana después del intento fallido del presidente surcoreano de imponer la ley marcial. El líder, que escapó a una primera moción de impeachment, tiene prohibido salir del país.
“El equipo especial de investigación llevó a cabo una búsqueda en la oficina presidencial, la agencia de policía nacional, la agencia de policía metropolitana de Seúl y el departamento de seguridad de la Asamblea Nacional”, indicó la unidad policial en un mensaje enviado a la AFP.
