Durante una semana, en Pusan (Corea del Sur), las naciones del mundo intentaron acordar un tratado para limitar la contaminación plástica que se estaba convirtiendo en una gran crisis ecológica. En vano. Los países que abogaron por un texto ambicioso, que establezca en blanco y negro el objetivo de reducir la producción de plástico en origen, denuncian el bloqueo de los pocos países productores de petróleo y gas que no quieren renunciar a una salida estratégica para sus hidrocarburos.
Cualquier parecido con la dinámica de las conferencias internacionales sobre el clima durante años no es en absoluto una coincidencia. El petróleo y el gas son la principal materia prima para producir plástico virgen, y los mismos países que se niegan a considerar un objetivo internacional para eliminar progresivamente los combustibles fósiles –como Arabia Saudita y sus aliados en India, China, Irán o Rusia– también rechazan cualquier perspectiva. de eliminar progresivamente, o incluso limitar, el plástico.
«Sospechosos habituales»
Exactamente de la misma manera que las conferencias sobre el clima de la ONU están cada vez más invadidas por lobbystas que representan al sector de los combustibles fósiles (lea nuestro artículo), la cumbre de Pusan estuvo marcada por la fuerte presencia de industriales. Según el Centro de Derecho Ambiental Internacional, en la conferencia estaban acreditados 220 representantes del sector de los hidrocarburos y de la química, más que las delegaciones de la Unión Europea y de todos sus Estados miembros (que, por el contrario, defienden un tratado ambicioso sobre este tema).
Por un lado, las multinacionales afectadas son las mismas que se ocupan del clima, como ExxonMobil o TotalEnergies, que tienen sus propias instalaciones de producción de plástico. Los demás –como BASF, Dow o el francés Arkema– están en el sector químico. Como se observó en las COP sobre el clima, algunos de estos lobbystas del plástico incluso están integrados en las delegaciones nacionales oficiales de países como China, Egipto, Irán, Kazajstán, Malasia y Perú.
“Cambiar la conversación”
En lugar de limitar el plástico, los países petroleros y gasíferos y las multinacionales interesadas abogan por un tratado internacional que haga hincapié en la gestión de residuos y el reciclaje. Problema: para la mayoría de los plásticos, actualmente no existe una solución viable y probablemente nunca la habrá. ¿Y serán suficientes los esfuerzos paliativos si el mundo sigue siendo invadido cada año por millones de toneladas adicionales de plástico?
Las cifras reveladas recientemente por Unearthed, el brazo de investigación de Greenpeace, permiten hacer un balance de esta ilusión o, si lo preferimos, de esta estafa. En 2019, varias multinacionales, entre ellas Dow (que ostenta la presidencia), ExxonMobil, Shell, ChevronPhillips y TotalEnergies lanzaron la “Alianza para acabar con los residuos plásticos”. Alianza para acabar con los residuos plásticos. Desde su creación, ha ayudado a recoger 118.500 toneladas de residuos plásticos que ya no contaminan el medio ambiente natural.
¿Buenas noticias entonces? No precisamente. En primer lugar, las multinacionales de la Alianza habían prometido inicialmente recolectar 15 millones de toneladas, compromiso que silenciosamente abandonaron. Luego, este plástico fue depositado en vertederos, quemado o reciclado mediante procesos contaminantes. Por último, según los datos recogidos por Unearthed, estos cinco grupos produjeron durante el mismo período 132 millones de nuevas toneladas de sólo dos tipos de plástico, polietileno y polipropileno, una parte considerable de los cuales acabará de nuevo en el medio ambiente.
Documentos de una empresa de relaciones públicas vinculada a la Alianza para Acabar con los Residuos Plásticos, también revelados por Unearthed, muestran que fue diseñado precisamente para “cambiar la conversación” sobre el plástico y ofrecer una alternativa a la prohibición pura y simple. Detrás del fracaso de Pusan y del avance demasiado lento de las conferencias sobre el clima, encontramos los mismos actores y las mismas estrategias.
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Foto: Alain Bachelier cc by-nc-sa vía flickr