¿Pero quién es el grolar? También llamado “pizzly”, este úrsido es el resultado del cruce entre un oso grizzly y un oso polar. Convertido en objeto de estudio para los científicos, este animal híbrido fascina tanto como preocupa y simboliza los profundos cambios medioambientales que se están produciendo en el Ártico.
Hibridación reciente y creciente.
El grolar fue identificado por primera vez en la década de 2000, cuando un cazador en Canadá mató a un oso de aspecto extraño. Y con razón: los análisis de ADN revelaron posteriormente que se trataba de un híbrido. Desde entonces se han confirmado varios casos, especialmente en regiones del archipiélago ártico canadiense. Esta hibridación sigue siendo poco común, pero su frecuencia aumenta a medida que los osos polares, impulsados por el derretimiento del hielo, se acercan a los territorios de los osos pardos.
Un informe de 2017 publicado en Biology Letters destacó que los osos pardos ahora se aventuran hasta los 72 grados de latitud norte, territorio que antes evitaban. Esta expansión, junto con la reducción del hábitat de los osos polares, fomenta el mestizaje.
Una biología híbrida
El grolar tiene unas características físicas impresionantes que lo hacen extremadamente eficaz. Su tamaño puede alcanzar los 2,4 metros de longitud cuando se para sobre sus patas traseras, con un peso que varía de 300 a 400 kg. Su cráneo, intermedio entre el de un oso pardo y el de un oso polar, combina robustez y longitud, mientras que sus patas, largas y poderosas, lo convierten en un excelente nadador y un formidable depredador en tierra.
Estas características le permiten ser a la vez un excelente nadador, capaz de recorrer hasta 50 kilómetros sin pausa, y un depredador oportunista. Combina los instintos del oso grizzly (cazar caribú o pescar salmón) con las habilidades de caza marítima del oso polar, como atrapar focas en el hielo.
Por último, su pelaje, generalmente de color crema o marrón claro, le permite adaptarse a una diversidad de entornos y colonizarlos.
Un peligro ecológico y humano
Estos híbridos plantean cuestiones complejas de conservación y representan una amenaza para los ecosistemas locales como depredadores superiores. Los científicos temen que el grolar reemplace gradualmente al oso polar en determinadas zonas. Un estudio publicado en 2016 en Global Change Biology estimó que el oso polar podría perder hasta el 30% de su población para 2050, en parte debido a la hibridación.
Los grolars también representan un peligro para las poblaciones humanas. Aunque siguen siendo raros, sus impresionantes habilidades físicas los convierten en oponentes formidables si se los encuentra. En 2019, un híbrido destruyó varios refugios en una zona remota de Alaska antes de atacar a dos personas, que resultaron heridas, antes de sacrificar al animal. Estos incidentes, aunque poco frecuentes, muestran hasta qué punto estos híbridos, poco intimidados por los humanos, pueden resultar peligrosos en zonas donde la actividad humana atraviesa su territorio.
Reproducción fértil y manejo delicado
A diferencia de muchos híbridos, los grolars son fértiles. Pueden reproducirse entre sí o con una de las especies parentales, creando una nueva generación híbrida. Un estudio de 2021 dirigido por la Universidad de Alaska encontró que ya existen grolars de segunda y tercera generación, con mayores adaptaciones a entornos cambiantes.
Sin embargo, esta fertilidad complica su manejo. Su hibridación coloca a los grolars en una zona gris en términos de estatus legal: ¿protegidos como los osos polares o no reconocidos como una especie distinta? Esta ambigüedad dificulta su gestión, especialmente en caso de conflicto con humanos. Las autoridades locales, particularmente en Canadá y Alaska, están luchando por encontrar un consenso entre preservación y control.
¿Dónde puedes encontrar grolars?
Los grolars no están distribuidos uniformemente en el Ártico. Los avistamientos confirmados se concentran principalmente en las regiones del norte de Canadá, como la isla Banks o la isla Victoria. Estas áreas, donde los hábitats del oso pardo y del oso polar se superponen más, son puntos calientes para los híbridos.
En Alaska, informes más recientes sugieren que el grolar podría expandir su territorio, en particular debido al avance de los osos pardos hacia el norte debido al calentamiento global. Los científicos creen que es necesario un seguimiento reforzado en estas regiones para comprender mejor la dispersión de los híbridos y anticipar su impacto en la fauna local.