En la 29ª Conferencia de las Partes (COP29) en Bakú, Azerbaiyán, veinticinco países, principalmente industrializados, tomaron una decisión importante para el futuro energético mundial: detener toda construcción de nuevas centrales eléctricas alimentadas con carbón. Esta decisión se produce en un contexto en el que los combustibles fósiles todavía dominan la energía mundial, a pesar de los llamados a una transición verde. El carbón, la principal causa de las emisiones globales de CO2, está en la mira. Para estos países, incluidos Francia, Alemania, el Reino Unido e incluso Australia, este compromiso marca un punto de inflexión simbólico, aunque persisten matices.
Los puntos principales del acuerdo.
Los estados firmantes han acordado varios principios fundamentales:
- No hay nuevas centrales eléctricas de carbón : Estas instalaciones ya no estarán incluidas en sus planes climáticos futuros a menos que incorporen tecnología avanzada de captura y almacenamiento de carbono (CAC).
- Mantener la extracción y exportación. : Este compromiso no se refiere directamente a la producción o comercialización del carbón, lo que pone de relieve un enfoque pragmático de las realidades económicas.
Este acuerdo, aunque bienvenido, sigue siendo voluntario y depende en gran medida de la autodisciplina de los estados firmantes. Potencias energéticas como China, Estados Unidos e India, grandes consumidores de carbón, no se han sumado a la iniciativa, lo que limita su impacto general..
Análisis: una transición energética necesaria pero compleja
A pesar del cierre gradual de las centrales eléctricas alimentadas con carbón en muchos países, la demanda mundial de energía sigue siendo alta. En 2023, el consumo de carbón aumentará aún más en partes de Asia y África para satisfacer las crecientes necesidades de electricidad. Según los expertos, será necesario revertir esta tendencia para cumplir los objetivos del Acuerdo de París, cuyo objetivo es limitar el calentamiento global a 1,5°C. Australia, el mayor exportador de carbón del mundo, ha marcado un cambio notable en su política energética.
La llegada al poder de un gobierno laborista llevó a una revisión de las prioridades, con el objetivo declarado de diversificar las fuentes de energía. Este compromiso, sin embargo, no se aplica a sus exportaciones, que siguen siendo vitales para su economía. Entre los firmantes también encontramos países emergentes como Angola, Uganda y Etiopía, que se sumaron a la iniciativa a través de la alianza internacional “Powering Past Coal”. Estos estados, que a menudo buscan financiación para su desarrollo, esperan beneficiarse de un apoyo financiero sustancial de los países ricos. Sin embargo, las promesas de entre 440.000 y 900.000 millones de euros anuales para apoyar esta transición energética tardan en materializarse..
Tablas y comparaciones
Países signatarios | Director del compromiso | Dependencia del carbón (%) |
---|---|---|
Reino Unido | Cierre completo | 0% |
Francia | No hay plantas nuevas | 2% |
Australia | Captura obligatoria | 10% |
Alemania | Reducción gradual | 13% |