Mil días después del inicio de la “operación especial” en Ucrania lanzada por Rusia, el futuro del conflicto sigue siendo muy impredecible. Los dos ejércitos siguen intentando movilizar sus tropas para no perder terreno en el frente, al tiempo que intentan convencer a sus poblaciones de las buenas razones para luchar. Así se estableció en la propaganda rusa la obsesión por el enemigo nazi.
A partir de 2014 y la revolución de Maidan, esta narrativa se utilizó por primera vez para las poblaciones europeas con el fin de “establecer entre los occidentales la idea de que la revolución ucraniana fue llevada a cabo por neonazis jugando con la sensibilidad de los europeos hacia el nazismo y, en ese momento, , funcionó”, recuerda Anna Colin Lebedev, investigadora en ciencias políticas y especialista en sociedades postsoviéticas.
El argumento ideológico definitivo
Desde el inicio de la ofensiva lanzada el 24 de febrero de 2022, la propaganda de Moscú destacó la necesidad de “desnazificar Ucrania” para justificar la entrada de sus tanques en territorio extranjero. Esta vez, el Kremlin se dirigió más a su población interna porque “lo que une hoy a todos los rusos, independientemente de su nivel de vida, clase social, origen, es esa pertenencia al pueblo que derrotó al nazismo, que derrotó al fascismo, que derrotó al mal absoluto. ”, explica Tatiana Kastouéva-Jean, directora del Centro Rusia/NIS del Instituto Francés de Relaciones Internacionales (Ifri).
Este período, aunque lejano, ha marcado a las diferentes generaciones y el término “el nazismo enciende ciertas luces”, añade Anna Colin Lebedev. “La generación actual tiene la impresión de que sus abuelos demostraron patriotismo, lucharon por grandes valores, la operación militar especial en Ucrania les ofrece la oportunidad de hacer lo mismo y dar sentido a sus vidas”, desarrolla Tatiana Kastouéva-Jean.
La política encarnada por Vladimir Putin se nutre de esta historia nunca cuestionada en Rusia. “Es la base del patriotismo ruso actual, la base de la política putiniana”, resume Carole Grimaud, investigadora en Ciencias de la Información y la Comunicación en la Universidad de Aix-Marsella y analista de Rusia. El motivo patriótico es, según un estudio citado por Tatiana Kastouéva-Jean, uno de los principales motivos del alistamiento de jóvenes en las filas del ejército ruso.
El Occidente “decadente”, el otro enemigo a combatir
Y detrás del “mal absoluto” que representa el nazismo, gana terreno la idea de que vino de Occidente. Un segundo discurso celebrado en paralelo critica a Europa y a su aliado estadounidense, llamándolos agresores. La OTAN está en la mira. Una comunicación, además, más utilizada en los discursos oficiales rusos después de dos años de guerra. “La OTAN es el otro enemigo histórico de la URSS que busca destruir la Federación Rusa”, explica Carole Grimaud. En esta historia, Ucrania sirve como brazo armado de la OTAN. “En esta historia, hoy más comprensible para la población, Occidente también representa el mal, pero con nuevas características y, en particular, la de decadente”, añade Anna Colin Lebedev.
“Funciona mejor que la Ucrania nazi, pero todavía tenemos la idea de una guerra sagrada e ideológica”, añade Anna Colin Lebedev. La guerra en Ucrania se convierte entonces en una lucha para proteger los valores conservadores tradicionales rusos, que se han convertido en una de las prioridades del poder desde el ascenso de Vladimir Putin en la década de 2000 porque “Rusia se defiende, pero ¿qué defiende? Los valores religiosos y familiares son la respuesta a la opinión pública”, analiza Carole Grimaud.
Nuestro dossier sobre la guerra en Ucrania
En ambos discursos, Rusia se basa en la grandeza del pasado, alabando una historia y una tradición modeladas a voluntad para adaptarse al mensaje transmitido. Cuando en el país se enseña la “Gran Guerra Patria”, nada menciona los hechos de la colaboración, el pacto de no agresión germano-soviético o la partición de Polonia. Una versión beneficiosa de la historia. Cuando se critica a Occidente, nada menciona a las elites rusas que eligen, a pesar de esta “decadencia”, enviar a sus hijos a estudiar a Europa.