La policía y ambulancias sudafricanas fueron enviadas el jueves al sitio de una antigua mina de oro donde se cree que hay hasta varios miles de mineros ilegales bajo tierra, arriesgándose a ser arrestados si deciden salir.
Cinco de los hombres fueron sacados el miércoles del pozo Stilfontein, a unos 140 kilómetros al suroeste de Johannesburgo, y la policía instó a otros mineros a salir a la superficie. “Estaban deshidratados y débiles, tenían hambre”, dijo a la AFP Sabata Mokgwabone, portavoz de la policía provincial. “Fueron atendidos por los servicios de emergencia y puestos bajo custodia policial”, dijo.
Más de 800 mineros ilegales fueron detenidos a principios de mes mientras salían de este pozo, en el marco de amplias operaciones policiales que bloquearon, en particular, las carreteras utilizadas por sus cómplices para abastecerles de alimentos y agua, bajando cuerdas al pozo.
Llamados “zama zamas” (“los que lo intentan” en zulú), estos hombres, a menudo de países vecinos, trabajan en condiciones peligrosas en Sudáfrica, rica en minerales. Sus actividades ilegales son vistas negativamente por las empresas mineras y los residentes locales, quienes las asocian con un aumento de la delincuencia.
Esta semana, un residente local en contacto con los mineros en el pozo sugirió que podría haber hasta 4.000 mineros bajo tierra, explicó el portavoz, afirmando que no tenía forma de verificar esta cifra.
Los residentes locales reunidos en el lugar también les ruegan que regresen. “Tenemos hermanos, hijos y maridos allí”, dijo a la AFP Emily Photsoa, pidiendo al Estado que intervenga.
El gobierno no actuará, dijo el miércoles a la prensa el Ministro de la Presidencia, Khumbudzo Ntshavheni.
“No enviaremos ayuda a los criminales, los ahuyentaremos y saldrán”, declaró, provocando numerosas reacciones de indignación, especialmente en la oposición.
