La luz azul, la adicción, la vehemencia de las redes sociales… Nuestros teléfonos suelen considerarse dañinos y agresivos. Pero hay una edad en la que definitivamente no se debe permitir que los niños se acerquen a él.
Dejar que un niño deambule con un teléfono suele ser la salida más fácil. Cautivado por su pantalla, permanece tranquilo y concentrado en el objeto que sostiene entre sus manos, sin tener en cuenta el mundo que le rodea. El acceso al teléfono y el registro en las redes sociales se produce cada vez a edades más tempranas, pero los expertos son unánimes: hay que esperar una determinada edad antes de dejar que tus hijos accedan a Instagram, Tiktok o incluso Snapchat.
Las consecuencias del uso demasiado pronto de las redes sociales son notables. Entretenidos y cautivadores, pueden atraer a sus hijos durante horas y, sin saberlo, alterar su desarrollo cognitivo y psicológico. Por tanto, plataformas como Tiktok o Instagram parecen ser un peligro para los más pequeños.
El Dr. Mitch Prinstein, psicólogo clínico estadounidense y experto en salud mental de adolescentes, afirma que navegar habitualmente en una red social a una edad temprana plantea riesgos de problemas de sueño y concentración, así como peligro de depresión. Respaldado por la Asociación Americana de Psicología, el profesional afirma que “Los niños no deberían tener acceso a las redes sociales antes de los 13 años años al menos”.
Sin embargo, es la entrada en la escuela secundaria la que marca la aparición de los teléfonos inteligentes y las redes sociales entre la mayoría de los jóvenes, es decir, entre 11 y 12 años, según un reciente estudio del Observatorio de Paternidad y Educación Digital (OPEN). Una era trampa. Según los datos de la CNIL publicados cuando se introdujo la mayoría digital a los 15 años, más de la mitad de los niños de entre 10 y 14 años también están presentes en las redes sociales.
En realidad, todo depende de la madurez del niño. Si a sus 13 años todavía no parece preparado para afrontar la complejidad de las redes, nada impide retrasar el límite de edad y esperar unos años más. Cuanto más tarde se realice el acceso, menos consecuencias perjudiciales se verán. 16 años sería la edad ideal, según los expertos.
Si tu hijo se involucra desde temprana edad con las plataformas online, es recomendable supervisar sus actividades y controlar su uso. Con su perspectiva adulta, podrá identificar mejor el contenido bueno del malo y limpiar su flujo.
Sin supervisión parental, el niño puede abandonar su capacidad de autorregulación (el 50% de los adolescentes muestra al menos un signo de dependencia de las redes) y pasar muchas horas delante de su pantalla. También puede enfrentarse a contenidos estupefacientes, violentos o incluso peligrosos, como los numerosos desafíos de Tiktok que contaminan los espacios virtuales.