(Naciones Unidas) Mátate antes que ser violada: en una serie de testimonios “atroces” publicados el martes, la ONU habla en nombre de las mujeres y niñas que huyeron de los ataques en Sudán, devastado por más de un año de guerra.
Publicado a las 19:08
En un contexto de “espectacular escalada de violencia” desde el 20 de octubre en el estado de Al Jazeera, en el centro del país, al menos 124 civiles han muerto y unos 135.000 han huido a estados vecinos, entre ellos 3.200 mujeres embarazadas, indica en un comunicado de prensa el Fondo de Población de las Naciones Unidas, especializado en salud maternoinfantil.
Citando cifras del Ministerio de Salud del estado de Al-Jazeera, la agencia de la ONU cita información “inicial” de 27 mujeres y niñas de entre seis y 60 años que fueron violadas o agredidas. “Una pequeña fracción de la violencia sexual generalizada”, advierte.
« Ils [des hommes armés] Nos persiguieron, nos golpearon, nos apuntaron con armas e inspeccionaron a nuestras hijas”, dice María, madre de dos hijos, citada en el comunicado de prensa.
Las niñas dicen que sus hermanos, tíos y padres las armaron con cuchillos: “nos dijeron que nos suicidáramos si los combatientes nos amenazaban con violarnos”.
Según otros testimonios de sobrevivientes, las mujeres “se arrojaron al río para evitar ser atacadas por hombres armados”. Y otros “huyen y se esconden porque sus familias amenazaron con matarlos para borrar el deshonor”.
“Nos golpearon como a perros, así que nos fuimos. Sin nada. No teníamos nada, ni siquiera pan. Caminamos durante siete días bajo un sol abrasador sin comer nada. Algunas mujeres murieron en el camino”, dice Fatma, madre de seis hijos, que no sabe qué pasó con su marido.
Amina, de 27 años, es una de las 21 mujeres embarazadas y a término que un médico local reunió en un pueblo para ayudarlas a dar a luz antes de huir. Tuvieron que hacerle una cesárea. “Pero el tiroteo fue tan aterrador que encontré fuerzas para abandonar el pueblo”, explica.
“Apenas seis horas” después de la cesárea, a pesar de “las heridas aún frescas y dolorosas”, volvió a la carretera con su recién nacido, a pie y luego durante días en “un carro tirado por un burro”.