La campaña electoral norteamericana que acaba de celebrarse no es el único ejemplo que confirma que es necesario realizar una “verificación de los hechos” sin descanso. ¿Cuáles son las ventajas de este proceso? ¿Y qué significa vivir en un mundo donde las declaraciones políticas se verifican constantemente?
“En Springfield comen perros. Los inmigrantes comen las mascotas de las personas que viven aquí. Y eso es lo que está sucediendo en nuestro país. Es una vergüenza”. Con esta famosa mentira, Donald Trump provocó una ola de indignación durante un debate de campaña en vísperas de las elecciones estadounidenses.
Rápidamente se hizo evidente que estos comentarios eran inventados. ABC News investigó la acusación y se puso en contacto con el gobierno de la ciudad de Springfield, Ohio. Confirmación oficial: No se han reportado incidentes de este tipo. La acusación de Trump de que los inmigrantes comen mascotas es desinformación deliberada.
El auge de la verificación de datos
Con el auge de las “noticias falsas”, la “verificación de hechos” se ha convertido en una parte integral del discurso político en Estados Unidos. Plataformas como Hecho político y FactCheck.org fueron creados para exponer afirmaciones falsas y desinformación. Esta tarea es esencial durante las campañas electorales, ya que actores políticos como Donald Trump utilizan la desinformación para promover su propia agenda y socavar la confianza en los medios.
En el pasado, el término “noticias falsas” se utilizaba principalmente en programas satíricos como el “Informe Colbert” para abordar información falsa de forma humorística. Sin embargo, durante la campaña electoral presidencial de 2016, el término se convirtió en un arma política. Donald Trump ha utilizado estratégicamente el término “noticias falsas” para etiquetar los informes críticos como “falsos” o “sesgados”. Estos ataques a la credibilidad de los medios han provocado una profunda pérdida de confianza y continúan polarizando a la sociedad.
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La creación de una nueva realidad.
Un punto de inflexión en el debate sobre la verdad y la mentira fue la introducción de la frase “hechos alternativos” por parte de la asesora de Donald Trump, Kellyanne Conway, en enero de 2017. Ella calificó de “hechos alternativos” las afirmaciones de la Casa Blanca sobre las cifras de participación en la toma de posesión de Donald Trump. Este término simboliza una nueva estrategia de comunicación: la verdad se distorsiona o se ignora para crear una realidad alternativa que sirva a los propios objetivos políticos.
El sociólogo Nils C. Kumkar, autor del libro “Alternative Facts”, observa una evolución preocupante en el panorama mediático moderno: “No se trata sólo de difundir falsedades”, explica, “sino de crear una realidad alternativa en la que se puedan ignorar las verdades desagradables”. .” Este desarrollo es sintomático de una sociedad en la que la gente bloquea cada vez más la información que no se corresponde con su propia visión del mundo.
¿Quién controla a los verificadores de datos?
Con el auge de Internet y las redes sociales, el papel de los verificadores de datos se ha vuelto cada vez más importante. Lucas Graves, profesor de periodismo y comunicación de masas en la Universidad de Wisconsin, describe este cambio. “El primer verificador de datos profesional fue FactCheck.org, fundado en 2003”. Plataformas como snopesoriginalmente lanzado para verificar rumores y leyendas urbanas, comenzó a centrarse cada vez más en la verificación de declaraciones políticas.
A pesar de su importancia, los fact-checkers no están exentos de críticas. Los escépticos los acusan de tener prejuicios políticos. En un entorno tan polarizado como el de Estados Unidos, es difícil ser percibido como neutral. El libro “Fact-Checking the Fact-Checkers” critica la industria de la verificación de datos por convertirse en una herramienta de la izquierda política. Esta visión refleja la creciente pérdida de confianza en autoridades supuestamente neutrales, particularmente en círculos políticos altamente polarizados.
Verificación de hechos: ¿solución o parte del problema?
Aunque la verificación de datos se ha vuelto esencial en la era digital, no resuelve el problema fundamental de la pérdida de confianza en los medios. Como señala Nils C. Kumkar, enfatizar la necesidad de verificar los hechos tiene un efecto paradójico. “Cuanto más enfatizamos la necesidad de verificar los hechos, más crece la desconfianza hacia todo. Esta desconfianza también se dirige cada vez más contra los propios verificadores de datos, ya que muchas personas sienten que no se puede confiar en nada ni en nadie”.
El desafío es equilibrar la necesidad de verificar los hechos con la generación de confianza en los medios. Los verificadores de datos no sólo deben exponer la desinformación, sino también fortalecer la confianza del público en su independencia y objetividad.
Sven Ahnert (SRF)