micrófono europeo está dedicado hoy a Italia, con Daniele Zappalà, periodista, corresponsal en París del diario italiano Futuro.
Italia se ha convertido en el cuarto país exportador del mundo, superando a Corea del Sur y Japón. ¿Es esto un milagro italiano?
daniel Zappalá: Sí, fue un golpe de brillantez que, hay que admitirlo, sorprendió a muchos italianos. Estábamos tan inmersos en esta retórica de la decadencia, del sobreendeudamiento nacional, que en realidad no habíamos visto el extraordinario dinamismo del tejido productivo italiano, los “distraiti”, como se les llama, es decir, aquellos territorios que incorporan cientos, a veces miles de empresas, pero que en realidad se especializan en la exportación.
Pequeñas y medianas empresas italianas que en ocasiones exportan más del 90% de su producción. Éste es realmente uno de los secretos de estos increíbles potenciales productivos, de estos sotobosques que incluso los italianos a veces tienen dificultades para comprender.
Hay miles de PYME y también de pequeñas empresas. Por ejemplo, un famoso perfumista italiano, cada fragancia de sus perfumes es elaborada por una sola familia. ¿Es Italia, varias familias fabricando una pieza para una máquina?
Ahí lo tienes, existe este genio empresarial, la capacidad de cooperación entre estas pequeñas unidades, y también existe esta capacidad de efecto “tutti fruti”, es decir, Italia es el primer país del mundo por la variedad de estos productos exportados. Mucho más que China, es una especie de dragón europeo, aunque tengamos una población activa de menos de 25 millones. Imagínese, de hecho, esta increíble capacidad de producción.
¿No nos olvidamos de la industria agroalimentaria, no nos olvidamos del lujo, no nos olvidamos de la moda y de la construcción naval?
En marketing, a veces lo llamamos efecto “wow”, también esta capacidad de innovación, de crear productos bellos, diversificados, que siempre siguen los gustos de los clientes. Entonces la flexibilidad de estas empresas en los más variados sectores, son empresas que se han modernizado a gran velocidad.
Imaginemos que hoy en día hay más robots industriales en Italia que en Estados Unidos: 23.000 robots catalogados por organizaciones internacionales en Italia, frente a 16.000 en Estados Unidos y 8.000 en Francia. Ya ven que hoy existen estos “dragones”, Italia que evidentemente se encuentra en un contexto que también tiene “talones de Aquiles”, no hay que mirar sólo el lado productivo.
Pero es cierto, es una lección de optimismo para Europa, que hoy debe afrontar el proteccionismo de Estados Unidos, la guerra comercial global en los conflictos China-Estados Unidos. Por tanto, se trata de un modelo italiano que quizás pueda dar ideas a otros países europeos.
Es el único país del mundo que creó en 1955 un modelo de automóvil que sigue siendo tan famoso hoy en día. ¿No debemos olvidarlo?
Un modelo que en ocasiones también se pone al servicio de otras grandes marcas automovilísticas mundiales. Conocemos el poder de las grandes marcas alemanas, pero cuando nos fijamos en los subcontratistas, todas las piezas mecánicas detrás de esta excelencia alemana, una muy buena parte proviene de Italia.
Muy a menudo, incluso detrás de otros campeones europeos, hay pequeñas empresas italianas que aportan esta fuerza de ataque global.
Sin olvidar a sus mayores representantes en el mundo, ¿es la diáspora italiana?
Para las exportaciones globales, esta diáspora siempre ha jugado un papel importante. Evidentemente conocemos el caso de las pizzerías en todo el mundo. Esta capacidad de imponer una especie de casi “imperialismo alimentario”. Pero lo mismo ocurre con la penetración de estas pequeñas y medianas empresas que muy a menudo encuentran relevos locales, ya sea en Brasil, Colombia, Sudáfrica, Egipto o Vietnam. Allí realmente vemos esta capacidad de tener antenas de campo en todas partes.