¿Última tendencia en TikTok o verdadero símbolo de resistencia? Tras las elecciones presidenciales estadounidenses, está ganando impulso un movimiento entre las mujeres demócratas decepcionadas por la elección de Donald Trump. Estas mujeres, en su mayoría blancas, lucen “pulseras de la amistad” azules, un gesto inspirado en las pulseras del Eras Tour de Taylor Swift. Lo usan para señalar su apoyo mutuo y su solidaridad frente a un clima político que perciben como hostil a los derechos de las mujeres y las minorías.
Este gesto provoca diversas reacciones, que van desde el apoyo total hasta las críticas e incluso la burla por parte de los republicanos. Mientras que quienes llevan la pulsera lo ven como un símbolo de apoyo, sus detractores denuncian un acto performativo, incluso irónico, que plantea dudas sobre la eficacia real de este enfoque.
Una señal de confianza y apoyo.
Todo empieza en la red social china TikTok. Desde la elección del candidato republicano el pasado martes, abundan cada día cientos de vídeos con el hashtag #pulsera azul (pulsera azul en buen francés). Vemos a las mujeres estadounidenses que fabrican o lucen estas famosas pulseras azules de “la amistad” como una forma de apoyo entre mujeres que comparten los mismos valores, un medio de reconocimiento también para diferenciarse.
El objetivo declarado sería reconocer de manera simple pero discreta en quién pueden confiar estas mujeres, incluidas aquellas que se oponen a las políticas de Trump y que apoyan los derechos de las mujeres y las minorías. Como recordatorio, Trump ganó el 52% de sus votos.
“Simboliza un compromiso sincero”
Los iniciadores del movimiento del brazalete azul lo describen como “un movimiento de educación y apoyo” dirigido a mujeres, comunidades de color y LGBT. El grupo quiere brindar un espacio seguro donde todos, incluso aquellos fuera de estas comunidades, puedan hacer preguntas, conocer las políticas actuales y acceder a recursos confiables. Dicen que el objetivo no es sólo llevar un brazalete para señalar la pertenencia de uno, sino simbolizar un compromiso sincero con el aprendizaje y la mejora.
Este enfoque busca responder a las críticas del pasado, en particular las dirigidas contra el movimiento de imperdibles de 2016, donde los símbolos no siempre fueron seguidos por acciones concretas contra el racismo, el sexismo o la homofobia. “Sabemos que no siempre seremos perfectos”, dicen los organizadores, “pero siempre daremos lo mejor de nosotros y nos esforzaremos por responsabilizarnos a nosotros mismos y a nuestros pares. »
Reacciones republicanas: burla e ironía
En las redes sociales, muchos republicanos se apresuraron a burlarse de este movimiento. En X (antes Twitter), algunos dicen apreciar este “código de colores” que les permitiría reconocer más fácilmente a quienes consideran “locos”. Los comentarios sarcásticos también resaltan lo que perciben como una ironía: varios demócratas habían criticado previamente los planes de Trump, comparándolos con el universo distópico de la novela adaptada a la serie. El cuento de la criadadonde a las mujeres se les asignan roles rígidos marcados por colores específicos. Para estos críticos, resulta paradójico que esas mismas mujeres creen ahora su propio “código de colores” para reconocerse, reproduciendo el tipo de simbolismo que habían denunciado.
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« Un simple geste »
Estos críticos no son los únicos que señalan los límites de la pulsera azul como símbolo de apoyo. Algunas voces, incluso entre los aliados, consideran que llevar el brazalete podría resultar performativo si no va acompañado de acciones concretas. Los críticos creen que llevar un símbolo, por muy bien intencionado que sea, no es suficiente para apoyar a las comunidades marginadas. En cambio, exigen acciones tangibles, como apoyar a las mujeres de color en el lugar de trabajo, denunciar el comportamiento racista o sexista de quienes las rodean y promover políticas inclusivas a través del voto.