“El empobrecimiento de las clases trabajadoras combinado con una “sobreproducción de élites” que acumulan riqueza y poder conduce en última instancia al colapso”

“El empobrecimiento de las clases trabajadoras combinado con una “sobreproducción de élites” que acumulan riqueza y poder conduce en última instancia al colapso”
“El empobrecimiento de las clases trabajadoras combinado con una “sobreproducción de élites” que acumulan riqueza y poder conduce en última instancia al colapso”
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q¿Qué está matando a las democracias? El lento veneno de la desconfianza y los repetidos puñaladas a los contrapoderes. El debilitamiento de los estándares que mantienen unidas a las sociedades: el respeto por los demás y su libertad de pensamiento, el deseo de vivir juntos, la legitimidad de quienes gobiernan. Una vez más, las crisis económicas, que desvían a las clases medias, perturban los servicios públicos y aumentan el resentimiento. Sin olvidar a los sembradores de odio, siempre al acecho, agitando malas pasiones –empezando por la xenofobia–. Y luego el dinero, cuando es excesivamente monopolizado por un pequeño número en detrimento del colectivo.

En su último ensayo, El caos que viene (Le Cherche Midi, 448 páginas, 23 euros), el antropólogo Peter Turchin, con ejemplos históricos que lo respaldan, analiza lo que desencadena la desintegración política de los Estados: cada vez, el empobrecimiento de las clases trabajadoras combinado con las “élites sobreproductivas” que acumulan riqueza. y el poder eventualmente conduce al colapso, a la revolución o a la guerra civil, explica.

Un fenómeno que se observa de forma recurrente en Estados Unidos, pero también, en gran medida, en Europa. En una entrevista del 2 de noviembre al semanario TeleramaTurchin lamenta que el Partido Demócrata estadounidense no pueda volver a convertirse en el partido de la clase obrera –lo que confirmó el resultado de las elecciones presidenciales del 5 de noviembre– porque, para ello, “Requeriría que sus partidarios y líderes hicieran un importante sacrificio financiero personal, aumentando sus propios impuestos y dando más poder a los trabajadores”. Para lo que, más allá de los discursos, apenas están preparados.

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“El dinero te vuelve neurótico. Cuando tienen ideas para cambiar el mundo, los ricos pueden pagar para implementarlas y comprar influencia, algo que quienes no tienen dinero no pueden hacer. Por ello, piensan que sus ideas son superiores a las de los demás. » Estas palabras no son las de un economista de izquierdas, sino… las de una mujer ultra rica, hablando con conocimiento de causa. Se trata de la austroalemana Marlene Engelhorn, que se hizo multimillonaria a los 30 años, en 2022. Es una de las herederas del fundador del grupo químico alemán BASF, Friedrich Engelhorn.

“El exceso de riqueza es antisocial”

Marlene Engelhorn es una del puñado de millonarios que, en Europa o Estados Unidos, hacen campaña con sus Estados para que se les apliquen impuestos más amplios. Porque son conscientes de que los ultraricos siempre son más ricos porque pagan proporcionalmente menos impuestos que las clases medias. Porque saben que esta desigualdad es uno de los venenos que derriban las democracias.

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