En España, el desastre reaviva las divisiones en torno al legado de Franco

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Encuentro de voluntarios en la Ciudad de las Artes y las Ciencias, salvada de las inundaciones, en Valencia (España), 2 de noviembre de 2024. NACHO DOCE/REUTERS

La ola de agua y barro que, según las últimas estimaciones, causó más de 210 muertos y 89 desaparecidos en la provincia de Valencia (España), el martes 29 de octubre, despertó un trauma enterrado en la memoria de los habitantes de la ciudad. El 14 de octubre de 1957, dos crecidas consecutivas del río Turia, que aún cruzaba el centro de la ciudad para desembocar en el Mediterráneo, vertieron millones de metros cúbicos de agua en las calles, provocando la muerte de 81 personas.

Los medios de la época hablaban de “escenas apocalípticas”, casas derribadas por las olas y puentes arrancados por la corriente. “Yo tenía 17 años. Las calles eran ríos. El agua traspasó el primer piso de las casas. Tuvimos que viajar en barco, recuerda José Andujar, 84 años, presidente de la Comunidad de Regantes del Levante, en Valencia. Después de eso, Franco [alors chef de l’Etat espagnol] tomó la decisión, en contra del consejo de los valencianos, de desviar el Turia y su desembocadura más al sur, hacia tierras muy codiciadas, donde se ubicaban los mejores naranjos… Al final, salvó muchas vidas el 29 de octubre. »

Todos los expertos coinciden en que el desvío del Turia ayudó hace setenta años a salvar del desastre el centro de la ciudad de Valencia. El “Plan Sur”, un colosal programa de ingeniería hidráulica implementado entre 1958 y En 1969, el franquismo modificó el curso del río en trece kilómetros, desde Quart de Poblet hasta el mar, para rodear la ciudad por el sur y aumentar su capacidad de drenaje. Las infraestructuras construidas río arriba se utilizaron para contener las inundaciones; entre ellas, la presa de Forata permitió retener cerca de 30 hectómetros cúbicos de agua el 29 de octubre.

Se ha conservado el antiguo cauce del Turia, transformado en grandes jardines y paseos, donde se ubica la Ciudad de las Artes y las Ciencias proyectada por el arquitecto Santiago Calatrava, mientras que el nuevo ha absorbido un caudal de casi 2.000 metros cúbicos por segundo ( metro3/s), sin desbordar. “El desvío del río y el aumento de su capacidad de drenaje funcionó”reconoce el geólogo Antonio Aretxabala, experto en catástrofes naturales. “El conducto del Turia, realizado excavando en el terreno natural sin crear una barrera al agua procedente del sur, salvó a la ciudad de Valencia de una tragedia mucho mayor. El caudal registrado se mantuvo muy por debajo de la capacidad del nuevo canal, que alcanzó los 4.500 m3/s “, asegura Miguel Ángel Carrillo, presidente del colegio de ingenieros civiles.

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