En vísperas de acoger la Eurocopa de fútbol, Alemania está desilusionada, sobre todo ante la paralización de su motor económico.
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Periodista del departamento de economía.
Por Dominique BernsPublicado el 14/05/2024 a las 00:30
Tiempo de lectura: 3 min
TIENE La víspera de la Eurocopa de fútbol, Alemania duda de sí misma. De la coalición en el poder, encabezada por el canciller Olaf Scholz, de la resistencia de la sociedad a las sirenas del populismo, pero también de su modelo económico y, por tanto, de las bases de su prosperidad.
Desde 2019, el crecimiento alemán ha sido sistemáticamente inferior al crecimiento belga; si ignoramos los años 2020 y 2021, los del cierre de la actividad, entonces el repunte pospandémico. La economía alemana –que, gracias al mayor peso de la industria, se había visto menos afectada por la covid– está, paradójicamente, peor. En recesión el año pasado, debería experimentar, este año y el próximo, una tímida recuperación y una vez más un desempeño menos bueno.
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