¿Se verán fuertemente afectados los franceses, muchos de los cuales intentan obtener una visa para Quebec o Canadá cada año? Considerado tradicionalmente como una tierra de acogida para los inmigrantes, Canadá anunció el jueves una reducción “considerable” del 21% en la cuota de residentes permanentes que acogerá a partir del próximo año, lo que refleja un cambio de rumbo ante una opinión pública cada vez más reticente a inmigrar.
“La inmigración es esencial para el futuro de Canadá, pero debe ser controlada y sostenible”, afirmó el primer ministro Justin Trudeau, subrayando que esta reducción “provocará una pausa en el crecimiento demográfico durante los próximos dos años”.
Esta medida se produce tras varias rondas de restricciones destinadas a contener niveles récord de inmigración (98% del crecimiento en 2023), que llevaron el número de habitantes a más de 41 millones a principios de año, frente a unos 35 millones hace diez años.
El Ministerio de Inmigración anunció previamente que planeaba permitir que 500.000 nuevos residentes permanentes se establecieran en el país en 2025 y 2026.
Las nuevas cifras anunciadas el jueves fueron revisadas a la baja: 395.000 el próximo año y 380.000 para 2026. La de 2027 se fija en 365.000.
“Hacer las inversiones necesarias”
El objetivo es “estabilizar nuestro crecimiento demográfico, para dar tiempo a todos los niveles de gobierno para ponerse al día y realizar las inversiones necesarias en atención sanitaria, vivienda y servicios sociales”, precisó el Primer Ministro.
“Este plan es probablemente el primero de este tipo hasta ahora”, añadió Marc Miller, ministro de Inmigración, subrayando que responde a “muchas críticas” recibidas en el pasado.
Según una encuesta de Abacus Data de principios de octubre, uno de cada dos canadienses cree que la inmigración perjudica a la nación. Por primera vez en un cuarto de siglo, el 58% de los canadienses cree que hay demasiada inmigración, opinión que se refuerza considerablemente por segundo año consecutivo, señala otra encuesta del Environics Institute.
El anuncio marca un cambio radical para Canadá, un país conocido desde hace mucho tiempo como destino de inmigrantes, incluidos inmigrantes económicos de países en desarrollo que buscan mejores condiciones de vida.
Según el último censo de 2021, el 23% de la población nació en el extranjero, principalmente de Asia, Oriente Medio y cada vez más de África.
Hace apenas dos años, Ottawa anunció objetivos récord para los próximos años: 1,5 millones de nuevas llegadas para 2025.
“En el período tumultuoso que siguió a la pandemia, no logramos encontrar el equilibrio adecuado entre las necesidades laborales y el mantenimiento del crecimiento demográfico”, admitió el jueves el primer ministro canadiense.
Por su parte, el Ministro de Inmigración insistió en que este plan ayudaría a paliar la crisis inmobiliaria que afecta actualmente al país al reducir el número de nuevas viviendas a construir. Los canadienses suelen colocar el costo de alquilar o ser propietario de una casa entre sus principales preocupaciones.
Para la Cámara de Comercio de Canadá, esta reducción es “decepcionante para las empresas de todo el país”, que consideran la inmigración como “un motor clave del crecimiento económico y nuestra única fuente de crecimiento de la fuerza laboral a corto plazo”.
Por su parte, el líder de la oposición conservadora, Pierre Poilievre, sostiene que Justin Trudeau ha “destruido el sistema de inmigración” y que “el cambio radical de hoy es una admisión de fracaso”.
Con este anuncio, Justin Trudeau, cuyo liderazgo es cuestionado por varios miembros de su grupo parlamentario, busca responder aún más a las demandas de los canadienses y ha mostrado un cambio en su política para mejorar su imagen.
Según las últimas encuestas, está casi 20 puntos por detrás de su oponente político y sólo uno de cada cinco canadienses quiere que se presente nuevamente en las próximas elecciones. Casi la mitad quiere que dimita inmediatamente, según indica una encuesta de Abacus Data.
