la demostración de fuerza militar iraní los días 13 y 14 de abril probablemente marcará un hito en los conflictos de Oriente Medio. Los ingenieros iraníes en las industrias armamentísticas produjeron grandes cantidades de drones y misiles de alto rendimiento, que el ejército de la Guardia Revolucionaria envió y lanzó con éxito hacia Israel, por cientos y simultáneamente.
Esta hazaña tecnológica y militar no fue tanto una respuesta al bombardeo del consulado iraní en Damasco el 1ejem Abril como mensaje político para indicar que la prioridad del gobierno iraní era la defensa de la República Islámica y su territorio nacional.
La afirmación de esta dinámica nacionalista dejaría, por tanto, en un segundo plano, pero sin abolirlas, las ambiciones revolucionarias e islamistas del régimen. Esta nueva estrategia pragmática se desarrolló bajo presión, en un intento de responder a las amenazas provenientes de las incesantes revueltas populares, las sanciones económicas, el ascenso al poder de Arabia Saudita, el nuevo activismo de la organización Estado Islámico y de Al-Qaeda y la posible internacionalización de la guerra entre Israel y los palestinos.
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Al demostrar que Irán ahora tenía una fuerza de ataque o disuasión autónoma y eficaz, la República Islámica afirma su deseo de ser reconocida como un poderoso actor regional que ya no puede ser marginado. Por lo tanto, Irán exige participar plenamente en los debates y negociaciones sobre seguridad regional, empezando por la cuestión palestina, haciéndose pasar por defensor de los palestinos frente a Israel y los países árabes alineados con Occidente. La solución duradera a este conflicto cargado de símbolos es para el Irán un requisito previo necesario para cualquier normalización de las relaciones entre los Estados de la región, en particular entre el Irán y Arabia Saudita.
Negociar en igualdad de condiciones
Al lanzar su ataque desde territorio nacional iraní, sin utilizar a sus aliados no estatales –sus “representantes”, como Hamás, los hutíes y especialmente Hezbollah–, los Guardias Revolucionarios dejaron claro que la seguridad del Estado de Irán ahora está por delante de las batallas con una fuerte dimensión ideológica contra Israel o contra Arabia Saudita y sus aliados occidentales. Además, Irán mantuvo intactas las fuertes capacidades militares y políticas de Hezbollah en caso de que surgiera la necesidad.
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Al informar a Estados Unidos con antelación para evitar que su manifestación militar causara demasiados daños o bajas que pudieran servir de pretexto para una respuesta israelí masiva y una internacionalización con ciertas consecuencias desastrosas, Irán abrió la posibilidad de negociar, pero en pie de igualdad. .
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