El primero de los dos barcos militares enviados por Ankara a Beirut para evacuar a los ciudadanos turcos atracó el jueves por la tarde en el puerto meridional de Mersin, liberando a sus nerviosos pasajeros, aliviados de haber escapado a la furia de los bombardeos.
“Vivíamos bajo la amenaza de las bombas, sin nada que comer, sin electricidad, quiero besar el suelo”, exclama Sevim Abu Shakir, de unos 40 años, mientras desembarca, con prisa por abandonar el lugar.
La fragata TGS Bayraktar, que zarpó de Beirut esa misma mañana, entró en el puerto poco después de las 21H00 (18H00 GMT). Se espera que llegue el segundo barco hacia medianoche (21H00 GMT), según el Ministerio de Asuntos Exteriores, que precisó que un millar de ciudadanos turcos habían solicitado finalmente ser evacuados por mar de los 2.500 registrados inicialmente.
Al pie de la pasarela, a ambos lados, filas de jóvenes soldados esperan a los pasajeros y recogen su equipaje.
“Israel lanzó sus bombas todos los días, sin interrupción. Fue un viaje largo y agotador, pero aquí estamos en paz”, informa Ismail Baysal, de unos treinta años, que planea llegar a Estambul con su familia.
“Pero quiero volver a Beirut tan pronto como termine la guerra”, jura.
Las fragatas de la marina turca, que llegaron el miércoles al puerto de Beirut, descargaron primero 300 toneladas de ayuda humanitaria ofrecida por Ankara antes de regresar al mar, escoltadas hasta la costa libanesa y de regreso por dos patrulleras encargadas de garantizar su seguridad, indicó. el Ministerio de Defensa.
Según el Ministerio de Asuntos Exteriores, 2.500 personas se habían registrado para salir y huir de los bombardeos israelíes en el Líbano, entre los 14.000 ciudadanos turcos registrados por el consulado turco en Beirut.
Finalmente, “alrededor de mil se presentaron en los puntos de reunión. Algunas personas se dieron por vencidas en el último momento”, explicó.
El jueves por la tarde, mientras atracaba el TGS Bayraktar, aviones israelíes llevaron a cabo ataques aéreos en el corazón de la capital libanesa, provocando, según las primeras informaciones, al menos 18 muertos y cerca de 100 heridos.
Además de los bombardeos, el ejército israelí lanzó el 30 de septiembre incursiones terrestres en el sur del Líbano.
“El Líbano es un país pequeño, Beirut ya no es seguro”, lamenta Safa Coskun. La joven se preocupa por los seres queridos que ha dejado atrás. “Me alegro de que Turquía no nos haya abandonado”, desliza.
El ministerio ha prometido nuevas evacuaciones en caso de ser necesario: “Seguiremos recogiendo solicitudes. La necesidad o no de un nuevo cruce se decidirá en función de las solicitudes recibidas”, dijo, precisando que también está abierta una lista para vuelos chárter a Turquía.
“Nuestro país seguirá echando una mano a las poblaciones de la región frente a la crisis humanitaria provocada por la guerra propagada por Israel (…) y tomando todas las medidas necesarias para proteger las vidas y la seguridad de los bienes de sus ciudadanos en el extranjero”, aseguró también el ministro, Hakan Fidan, en X.
Los extranjeros que pueden permitírselo también salen del Líbano a través de ferries que operan entre Trípoli (norte) y el puerto de Tasucu, en la provincia de Mersin, cada vez con 350 pasajeros a bordo.
Un responsable de la compañía, que habló bajo condición de anonimato, recordó que sus barcos habían hecho lo mismo para evacuar a familias durante la guerra en Siria.
“Hay turcos pero en su mayoría son extranjeros, con doble nacionalidad (Líbano) y Australia, Canadá y otros”.
“Estas son personas que están económicamente cómodas” y pueden pagar 350 dólares por persona, dijo.
A su llegada a Türkiye, estos evacuados se apresuraron a abandonar el país en el primer avión disponible.
