Libia, Marruecos y Mauritania y el tango de los correos

Libia, Marruecos y Mauritania y el tango de los correos
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La diplomacia magrebí es sin duda un mosaico de gestos teatrales y pasos de baile diplomáticos donde cada actor intenta no pisar a los demás, salvo cuando sea absolutamente necesario, claro está.

La diplomacia magrebí, siempre tan pintoresca e impredecible, nos ofreció recientemente un espectáculo digno de una comedia dramática. El Consejo Presidencial de Libia, en una reunión post-tripartita que incluyó a Argelia y Túnez, decidió recordar a todos la importancia de la Unión del Magreb Árabe (UMA).

El entusiasmo del Consejo Presidencial libio por enviar misivas a todo el Magreb casi parece una búsqueda desesperada por recordar a todos que la UMA no es del todo una reliquia del pasado. Apenas había caído el telón del encuentro “magrebí” en Túnez que reunió a Argelia, Túnez y Libia, cuando el presidente del Consejo presidencial libio, Mohamed el-Menfi, decidió emprender una gira epistolar.

Con una prisa digna de una telenovela, se enviaron enviados a Rabat y Nuakchot para elevar el nivel de unidad del Magreb. Mientras tanto, Túnez parecía haber perdido el memorando, o tal vez simplemente había perdido la dirección postal del Magreb. Según la agencia de prensa mauritana, se entregó una carta al presidente Mohamed Ould Ghazouani, subrayando la importancia de reactivar la Unión del Magreb y fortalecer la cooperación bilateral.

Simultáneamente, otro enviado hizo escala en Rabat para entregar una nota similar al rey Mohammed VI, según informó la MAP (Agence Maghreb Arabe Presse) hace dos días. La aspiración a la cooperación regional, en particular en materia de migración irregular, fue claramente el tema principal de esta reunión tripartita anunciada con pompa por la presidencia tunecina. Sin embargo, la ausencia de Túnez en este ballet postal fue percibida por algunos como un acto deliberado de omisión, o incluso un intento de obstaculizar el sueño de la unión.

El comentario del analista político tunecino Moncef Selimi no careció de dinamismo, sugiriendo que el alineamiento casi cósmico del presidente Kaïs Saïed con Argelia no es sólo geográfico sino también ideológico. Según él, las recientes reuniones tripartitas no son más que una repetición de la vieja rutina argelina en su antagonismo hacia Marruecos.

Mientras tanto, las relaciones entre Túnez y Marruecos parecen estar congeladas en un prolongado invierno diplomático, exacerbado por la continua ausencia de embajadores entre los dos países. Desde Túnez llegó un silencio radiofónico casi total, dejando un misterio en torno a sus verdaderas intenciones o su interés en la Unión. El último trío de reuniones ha hecho poco más que presionar el botón de pausa, y el analista Selimi predice que este congelamiento diplomático continuará.

Selimi no duda en calificar la reunión tripartita como una rutina argelina destinada a frustrar el ascenso de la Unión del Magreb, una jugada en la que Marruecos se encuentra a menudo en el papel de rival. Esta situación revela una dinámica geopolítica compleja donde resurgen viejos antagonismos, incluso en intentos de colaboración.

En este episodio de la serie norteafricana observamos un ballet en el que cada paso y cada nota parecen calculados para acercar o alejar a los actores. Estos intercambios diplomáticos, que parecen un ballet bien orquestado, subrayan el compromiso de Libia de impulsar una mayor integración regional.

En resumen, esta serie de acontecimientos pone de relieve hasta qué punto la diplomacia en la región del Magreb puede estar plagada de contradicciones y teatralidad. Cada movimiento, cada carta enviada, es el escenario de una saga en curso en la que cada país juega tanto por sus intereses nacionales como por cuestiones regionales más amplias. La pregunta sigue siendo: ¿esta danza diplomática conducirá a una verdadera armonía o será sólo el preludio de otros episodios de discordia?

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