La Generalitat catalana presentó este jueves este nuevo proyecto. Debería ayudar a combatir la escasez de agua. La planta estará operativa a partir de octubre y deberá abastecer el 6% del agua que se consume en Barcelona y su entorno.
A poco de las elecciones de mayo y después de más de tres años de precipitaciones por debajo de lo normal, las autoridades catalanas han presentado este jueves su solución para hacer frente a la falta de agua. La necesidad es urgente; en febrero declararon el estado de emergencia por sequía para casi seis millones de personas, principalmente en Barcelona y su área metropolitana.
Para ello, la ciudad catalana utilizará una desaladora flotante. Este nuevo equipo, que debería estar operativo en octubre, producirá alrededor de 14 hectómetros cúbicos de agua al año, o el 6% del agua consumida en Barcelona y su área metropolitana, afirmó David Mascort, responsable de acción por el clima de la Generalitat de Cataluña.
La planta flotante se utilizará inicialmente por un período de cinco años. El gobierno catalán espera que otras desaladoras, cuya construcción anunció recientemente, estén listas para esta fecha y puedan tomar el relevo.
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Salir de la idea de los petroleros.
El Govern catalán ha abandonado otra solución: el uso del suministro de agua mediante buques cisterna. La “desaladora flotante es una solución más económica, más sostenible ambientalmente” y que permite una mayor “seguridad de suministro”, justificó David Mascort.
Estos barcos cisterna también resultaron menos rentables según el responsable electo: “La cantidad de agua que obtendremos” gracias a la planta flotante “es mucho mayor (…) que la que obtendríamos con los barcos, pero también es mucho mas barato.
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Restricción de agua para el turismo
Además de la planta flotante, en los próximos meses se instalarán doce estaciones desaladoras móviles en el sector más afectado por la sequía, es decir, el noreste de Cataluña, donde se encuentra la turística Costa Brava.
Preocupado por la disminución de las reservas de agua, el Govern catalán anunció esta semana que establecerá por primera vez en determinados municipios un umbral máximo de consumo para los alojamientos turísticos, equivalente al consumo medio de los residentes.
Los embalses de la región, que almacenan agua para su uso en los meses más secos, han visto aumentar sus niveles recientemente gracias a las lluvias, pero sólo están al 18% de su capacidad.
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afp/hecho
