«Fueron demasiados años de espera, pero merecieron la pena»

Cuatro años de espera que tocan, de manera definitiva, a su fin. El Museo Diocesano y de la Semana Santa de León se ha inaugurado en la mañana de este martes 26 de noviembre con la presencia de todas las instituciones presentes que han apoyado el proyecto. Desde el alcalde de León, José Antonio Diez, hasta el consejero de la Junta de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, Juan Carlos Suárez-Quiñones, pasando por personalidades como el obispo de la ciudad, Luis Ángel de las Heras, el presidente de la Diputación de León, Gerardo Álvarez Courel o el Delegado Territorial de la Junta, Eduardo Diego.

El acto, que estaba cerrado al público general, se ha dado en el patio principal del edificio, que es precisamente el lugar que ha hecho retrasar sobremanera los plazos de apertura por fallos en su construcción. Con un minuto de silencio previo en recuerdo por las víctimas de violencia de género y de la DANA del pasado 29 de octubre en Valencia, amén del descubrimiento de placa en honor al obispo ha dado comienzo un acto repleto de delcaración y formalismos políticos.

«Han sido muchos años de espera», decía Jose Antonio Diez, a lo que añadía que «quizá demasiados». «Me gustaría que cada visitante se llevara ese sentimiento que tenemos los leoneses en este museo, que supone el reconocimiento de un legado artístico, histórico y sentimental que ha llegado hasta nosotros de generación en generación durante más de 500 años», explicaba.

Identidad de las cofradías

El museo, a su juicio, contiene «magníficas obras de arte» que suponen la «identidad de las cofradías con vínculos centenarios y miles de familias unidas por la fe, la devoción y la tradición». Por ello, la espera y los continuos atrasos en su puesta a punto «han merecido la pena». «El contenido que tiene y el lugar donde está, a los pies de la Catedral y al lado del seminario», decía Diez, son perfectos avales para ello, mientras adquiría un tono sentimental al recordar que por delante del museo pasa la cuesta «emblemática» de Domínguez Berrueta y «a unos pocos pasos» está la Plaza Mayor, lugar habitual del Encuentro del Viernes Santo.

«Forma parte del acervo cultural de León», añadía el edil, que destacó «la unión y la participación de todas las instituciones para sacarlo adelante». «Mi enhorabuena a los cofrades leoneses, representados hoy por sus abades, por lograr esta casa de reunión, honor y conmemoración», finalizaba José Antonio Diez.

Museo de la Semana Santa de la provincia

Por su parte, el presidente de la Diputación de León, Álvarez Courel, puso el foco en el marcado carácter provincial con el que cuenta el museo, que no se reduce solo a la pasión capitalina. «El museo aúna de forma perfecta religión, espiritualidad, tradición y cultura permitiendo conocer procesiones diferentes», señalaba. «No es cualquier museo, es el museo de la Semana Santa, nuna de las manifestaciones más arraigadas en nuestra provincia y uno de sus principales recursos turísticos», apuntaba Courel.

«Esa llama que ilumina León durante la Semana Santa se mantendrá iluminada durante todo el año y permitirá a los visitantes conocer una más de nuestras señas de identidad», decía al tiempo que daba la enhorabuena generalizada por trabajar «todos unidos», que es cuando «los proyectos salen adelante». «El museo tiene dos identidades, por un lado tiene lo mejor del arte sacro diocesano y por otro de las cofradías, con enseres y tallas que reflejan el desarrollo estilístico e iconográfico de León».

Generosidad del obispado y de la Diócesis

El consejero autonómico, Suárez Quiñones, se limitó a reivindicar tanto la generosidad del obispado por poner «a disposición de la ciudad» el edificio donde se levanta el propio museo como la de los «encargados de la musealización». «Es un elemento turístico muy importante con la influencia de otras Semanas Santas de la provincia», añadía. «El esfuerzo económico de la Junta ha merecido la pena», sentenciaba.

Para finalizar el acto, tomaron la palabra tanto el obispo, Luis Ángel de las Heras, como Luis García Guitérrez, que pusieron la nota católica a la iniciativa cofrade. El primero puso en el foco la «cooperación y esperanza» del museo, así como «la fe y la esperanza» que ha provocado. «El museo ha conseguido que crezcan la cooperación y la esperanza para reunir aportaciones de instituciones públicas», explicaba. Y su construcción «da esperanza al transmitir fortaleza y unidad sin que se pierda la singularidad de las partes más allá de particularismos interesados». «A partir de ahora hay en León un nuevo espacio de encuentro para fraguar la fraternidad cristiana por medio del arte sacro», sentenciaba el obispo antes de que Luis García pusiera en valor «la apuesta de la Diócesis tanto con apoyo económico como cediendo este espacio disposición de las cofradías».

«Ha habido mucho trabajo, dedicación e ilusión», apuntaba. «Más de 200 piezas de parroquias de la provincia e inéditas que le dan un sbor claramente popular y de alto valor artístico», además de constituir algo que «honra a la fe, a la historia y al arte».