Tras la muerte de un adolescente en Les Arcs (Saboya), fallecido en una avalancha, la investigación comienza a arrojar luz sobre el origen de la tragedia.
Un drama el día de Navidad. Un adolescente, de 14 años, murió el miércoles 25 de diciembre de 2024 mientras esquiaba en una zona fuera de pista en Les Arcs, en Saboya. El joven fue arrastrado por una avalancha mientras se deslizaba por la nieve con un grupo de siete esquiadores, según anunció Socorro de Montaña, confirmando información de Francia Azul Saboya.
A las 15.22 horas, una avalancha sorprendió al grupo que, sin supervisión, operaba en esta zona fuera de pista. La alerta la dio un monitor de esquí que acompañaba a los clientes cerca del lugar donde se produjo el deslizamiento y que fue testigo directo del incidente.
Un marcado riesgo de aludes en el momento de la tragedia
Dos equipos de perros y rastreadores de rescate intervinieron rápidamente en el lugar. A las 15.43 horas, menos de 20 minutos después de su llegada, pudieron localizar a la víctima gracias a una sonda y, en particular, detectaron un par de esquís que emergían de la nieve. Desgraciadamente, el joven esquiador no estaba equipado con un detector de víctimas de avalanchas (AVD), un equipamiento fundamental en este tipo de situaciones.
Un médico de rescate en helicóptero atendió al adolescente, pero a pesar de los intensos esfuerzos de reanimación, fue declarado muerto a las 17:08 horas. Según las primeras informaciones, la corriente fue provocada por un surfista que se desplazaba río arriba. Los siete miembros del grupo, todos franceses, pertenecían a la misma familia y se alojaban en Arc 1800 para las vacaciones de Navidad.
Los profesionales de la montaña señalan que el riesgo de aludes seguía siendo alto el miércoles, con un índice de 3 sobre 5 en la mayoría de las cadenas montañosas. “La capa de nieve aún no se ha estabilizado, a pesar de las bajas temperaturas, todavía hay que esperar antes de salir de la pista”, subrayan. Destacan la importancia de ir acompañados de un guía y de estar equipados con el material adecuado, en particular un detector de víctimas de aludes, una pala y una sonda, para minimizar los riesgos.