La saga de Scar y Mufasa se ahogó en el hiperrealismo en la gran pantalla

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Mufasa y Taka en “Mufasa. El Rey León de Barry Jenkins. EMPRESAS DISNEY

LA OPINIÓN DEL “MUNDO” – POR QUÉ NO

Entre las muchas producciones de Disney, uno no puede evitar sentirse fascinado por el poder evocador de Rey León (1994), la película de animación más rentable del estudio, y por la fidelidad constantemente renovada del público ante las diversas variaciones que se han producido desde entonces: una comedia musical (bastante prodigiosa), que se reproduce en bucle desde 1997. , así como una adaptación en acción en vivouna mezcla de tomas en vivo e imágenes generadas por computadora, estrenada en 2019 y de inmenso éxito de público. Intentemos esbozar la receta del éxito. En primer lugar, esta intensa trama shakesperiana que reproduce Aldea en plena sabana africana: guerra fratricida, luchas de poder, traiciones. Algunas de las canciones más pegadizas del repertorio de Disney (no hay problema). Por último, una galería de personajes (Simba, Zazú, Timón y Pumba) con los que se invita al público a forjar un vínculo emocional casi indestructible.

Sospechábamos que, decidido a agotar hasta el límite la vena de la nostalgia, el estudio no podía no pensar en una precuela que se remontara a los orígenes de la saga. Está hecho con mufasadirigida por el estadounidense Barry Jenkins (Luz de la luna2016), que revisita la leyenda del padre de Simba, trágicamente asesinado por su malvado hermano, Scar, el colmo del trauma infantil, hombro con hombro con la muerte de la madre de Bambi. Esta historia de orígenes corre a cargo del simpático babuino Rafiki, contándole a Kiara, la hija de Simba, sobre la vida de su abuelo.

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