Un abogado gana un juicio millonario para una viuda, y poco después él yace muerto en su casa. Los investigadores de la “escena del crimen”, Thiel y Boerne, no creen que la mujer haya actuado en defensa propia.
Un fallo judicial convierte a Doreen Prätorius (Cordeliawege) en una mujer rica. Tras la muerte de su marido Jonas (Christian Erdmann), recibe cuatro millones de euros de su seguro de vida. Lo consiguió con la ayuda del abogado Oskar Weintraub (Nils Brunkhorst). Con el dinero quiere financiar una escapada “muy, muy lejana”, dice Prätorius, mientras Weintraub la lleva a casa. Cuando ella olvida documentos importantes en su auto, él corre tras ella y de repente se encuentra en la sala de estar de su cliente. Lo que ve allí le sorprende: el marido de Doreen Prätorius no está muerto, sino que lleva años escondido en el sótano. La pareja defraudó a la compañía de seguros. La conclusión es la sentencia de muerte para Weintraub: Jonas Praetorius lo empuja fuera de una galería durante una discusión. El abogado cae de espaldas sobre una exótica escultura de guerrero y es literalmente atravesado por su lanza. El inspector Frank Thiel (Axel Prahl) y el médico forense Karl-Friedrich Boerne (Jan Josef Liefers) le dicen a Doreen Prätorius que actuó en defensa propia. Sólo con el tiempo los investigadores descubren que su marido todavía está vivo y que él es el asesino. También los antecedentes del fraude de seguros.
Crimen y payasadas: ésta es la receta del éxito del “Tatort” de Münster desde 2002. En este episodio, sin embargo, el humor pasa a un segundo plano y se adopta un tono más serio porque trata un tema importante: la violencia física y psicológica contra las mujeres. La película muestra claramente cómo Jonas Prätorius degrada, humilla y manipula a su esposa y, por tanto, destruye por completo su autoestima. En una escena se dice que su marido la hacía parecer un vampiro. El inspector Thiel afirma que no hay nada personal perteneciente a Doreen Prätorius en la casa de la pareja. Y ella misma formula su situación así: “Ya no tengo amigos. He arruinado mi vida con todos. Nuestro matrimonio lo ha eclipsado todo”. Cordelia Wegen encarna de manera muy convincente a Doreen Prätorius y su desarrollo personal. Ver cómo esta mujer destrozada se emancipa y consigue liberarse del poder de su marido es el verdadero punto fuerte de la novela negra.
Autor, escena del crimen, víctima: todo esto queda claro en los primeros diez minutos. El guionista Sascha Arango optó por un estilo narrativo abierto. “Esto da mucho más espacio para iluminar la psicología del perpetrador mientras el lazo de la investigación continúa apretándose alrededor de su cuello”, dice. Al mismo tiempo, la audiencia también tiene una constante ventaja de conocimiento sobre los investigadores, lo que elimina parte de la tensión del caso. La película no es tan trepidante como sugiere la alusión a la película de James Bond “Sólo se vive dos veces”. La atención se centra principalmente en la relación entre la pareja Prätorius.
¿Es Doreen Prätorius una víctima indefensa o una astuta estafadora de seguros? Las opiniones de Thiel y Boerne difieren sobre esta cuestión. Mientras que el inspector cree en la inocencia de la mujer y está secretamente enamorado de ella, el médico forense ve el asunto con más seriedad. Duda de la versión que Praetorius da a los investigadores.
Dedos cortados, cadáveres empalados y violencia en el matrimonio: la película no crea precisamente un ambiente contemplativo sobre el tercer Adviento. Si esto le desanima: el programa contrastante con “Rosamunde Pilcher” está en ZDF.
Thiel y Boerne también investigaron estos casos: