El Alavés del Chacho Coudet hace el camino pasito a pasito, puntito a puntito. Va casi a gatas en su intento por no tropezar y avanzar con firmeza. Las tablas ante Osasuna le sirvieron para comenzar su etapa con algo positivo. Reprodujeron el 2-2 en Copa ante la Deportiva Minera, pero esta vez le condujo a una tanda de penaltis que le envió a la cuneta. Y para seguir por esa vía de la paridad, otro reparto del botínesta vez a un gol, con mejor sabor porque se lo arrancó a un Athletic que llegaba embalado, casi como el equipo con mejores sensaciones del campeonato. Pero también es verdad que se le vio muy cansado en el segundo tiempo, sin esa capacidad de reacción que otras tardes le ha impulsado a noquear a cualquiera que se le ponía por delante. Si un partido se parte en dos trozos exactamente equiparables, como una sandía con una katana, lo normal es que cada uno se lleve lo mismo de esa fruta. Un período para cada uno y un punto también para que lo guarden en su cofre. Unai Gómez encarriló pronto el partido, el cuadro rojiblanco era el rodillo habitual y lo tenía todo bajo control, pero una acción en la que Simón, de vuelta, falló permitió a los albiazules igualar el choque.
Fue un derbi con más intensidad que fútbol. El Athletic compareció con su rutina habitual. En su tabla de surf de plena confianza surfeando otro partido chupado. Apretó con enorme convicción arriba y era vertical. Berenguer actuó de falso nueve. El Alavés ha cambiado el libreto. Ya no simplifica el juego como con García Plaza. Intenta sacar el balón jugado y le cuesta una barbaridad. No parece lo más adecuado sobar la pelota ante un enemigo tan puesto. Antes era muy práctico y se intenta volver más emocional. Pero hay jugadores que parecen fuera de sitio, como Martín, muy escorado, o Guridi, que pierde el entorno del área. Los robos continuos en campo contrario y la verticalidad permitían a los bilbaínos plantarse en el área de Sivera constantemente.
Iñaki Williams es una centella que siembra el pánico en las defensas rivales. Pero vive un momento tan pleno de confianza que hasta en parado genera cosas interesantes. Un pase suyo plantado como un poste permitió a Unai Gómez romper al espacio y definir magistralmente con la zurda ante Sivera. Esa ventaja, a los diez minutos, asentó a los visitantes. Los albiazules necesitaban muchos toques para salir y cuanto más juegues a esa lotería, más opciones hay de que te maten. El partido era claramente bilbaíno, el Glorioso apenas generaba, pero si sometes al contrario, pero le dejas vivo, este siempre puede revivir.
Y es lo que pasó. El Alavés jugó más directo en el segundo tiempo. Les faltaba jugar entre líneas, buscar la espalda de la defensa rival, que esta corriese hacia atrás. Coudet varió el paisaje y ganó mucho en confianza su plantilla. El respetable se echó encima con una mano de Yuri en el área tras un rebote. No había penalti. Guridi interpretó bien lo que requería el choque con un disparo lejano. El balón pasó por unas cuantas piernas y le vino de sopetón a Simón, que no reaccionó bien. Dejó el cuero franco para el rechace a gol de Jordán. El choque se enredó mucho, con muchos jugadores en torno al balón, la gente era incapaz de mantener la posesión. El derbi acabó con cierta polémica tras un gol anulado a Vivian tras un córner. Primero se fue al suelo Abqar en una disputa con Paredes y después, Mouriño tras otra acción con el propio Vivian. Esta segunda sí parecía punible. Todas las rachas triunfales tienen un fin.
Cambios
Yuri Berchiche (45′, Adama Boiro), Gorka Guruzeta (59′, Alex Berenguer), Sancet de la selva (59′, Unai Gómez), Stoichkov (60′, Carlos Martín), Ander Guevara (72′, Antonio Blanco), Álvaro Djaló (77′, Nico Williams), Mikel Vesga (77′, Íñigo Ruíz de Galarreta)
Goles
0-1, 9′: Unai Gómez1-1, 66′: Juan Jordán
Tarjetas
Arbitro: José María Sánchez Martínez
Arbitro VAR: Javier Iglesias Villanueva, Antonio Martínez Moreno
Adama Boiro (19′,Amarilla), Antonio Blanco (53′,Amarilla), Nahuel Tenaglia (68′,Amarilla), yuri (74′,Amarilla)
Senegal