El nombramiento del nuevo Primer Ministro parecía inminente el viernes a las 10 horas, con un traspaso de poder ya anunciado al final de la mañana en Matignon, sin esperar a que el nombre del sucesor de Michel Barnier fuera oficializado en el Elíseo, donde François Bayrou Se ha recibido desde las 8:30 a.m.
En el patio del hotel situado en el número 57 de la calle Varenne se ha extendido una alfombra roja para preparar el traspaso de responsabilidad previsto para el final de la mañana, según fuentes ministeriales.
Pero en nombre del Primer Ministro, todavía no son las 10 h, mientras que el presidente de los Modemen François Bayrou está en el Elíseo desde las 8 h 30 h.
¿Emmanuel Macron recibe a su histórico aliado para anunciar su nombramiento o, por el contrario, explicarle una vez más los motivos de su no nominación?
¿El Jefe de Estado sigue postergando las cosas como cuando tardó 51 días en nombrar a Michel Barnier en sustitución de Gabriel Attal? ¿Sigue indeciso, jugando con los nervios de los políticos y de los principales favoritos al cargo?
“Está concluyendo sus consultas”, dijeron a la AFP sus allegados el jueves por la tarde. Pero la espera favorece la difusión de información no verificada y un clima nocivo en la clase política marcado por ataques contra posibles contendientes.
Uno de ellos admitió el jueves por la noche que no estaba seguro de las opciones del presidente.
– “En la trampa” –
“Están en la trampa”, hay un “aluvión por cada nombre”, lamentó un amigo cercano de Emmanuel Macron. “Nadie está de acuerdo con el presidente”, añadió.
El jueves, fue el nombre de Roland Lescure, ex ministro de Industria y primer macronista, quien irrumpió en el debate.
A sus 58 años, el diputado de los franceses establecidos en el extranjero en América del Norte, bastante marcado a la izquierda de la macronieve, podría convertirse en un superanimador al frente de un gobierno de pesos pesados, en este sentido más difícil de censurar.
Varios diputados de la Agrupación Nacional, entre ellos los dirigentes Sébastien Chenu y Jean-Philippe Tanguy, manifestaron sucesivamente su hostilidad hacia su nombramiento el día X. “¿Roland Lescure? Moción de censura”, escribió la portavoz del grupo lepenista Laure Lavalette, antes de borrar su mensaje.
Tomando “en serio” la hipótesis, el entorno del ministro del Interior dimisionario, Bruno Retailleau, advirtió que sería un “gran problema” para su partido, Los Republicanos (LR), porque Roland Lescure “lleva una línea contraria” en inmigración.
La ecuación política sigue siendo infinitamente compleja a pesar del movimiento realizado por el partido socialista. El próximo jefe de Gobierno tendrá que crear las condiciones para su supervivencia política para no sufrir la suerte de Michel Barnier, derrocado el 4 de diciembre por los diputados durante una censura sin precedentes desde 1962, que deja al país sin presupuesto para 2025.
El primer secretario del PS, Olivier Faure, al igual que el jefe de los ecologistas Marine Tondelier, propuso una fórmula: la renuncia al artículo 49.3 de la Constitución, que permite al gobierno forzar la aprobación de textos en el Parlamento, si se nombra a un Primer Ministro de izquierda. A cambio, una mayoría de diputados se comprometería a no censurarlo.
Esta fórmula relanzó la opción de Bernard Cazeneuve, ex primer ministro de François Hollande y figura de la izquierda moderada hostil a la alianza con La Francia Insumisa (LFI).
En cualquier caso, no será el ex ministro de Asuntos Exteriores, Jean-Yves Le Drian, quien declaró al semanario bretón Le Penthièvre que “rechazó” el cargo por considerarse demasiado mayor a sus 77 años.
De hecho, el presidente parece reacio a girar hacia la izquierda. A partir de entonces, también se citan como posibles primeros ministros los nombres del ministro inamovible de las Fuerzas Armadas, Sébastien Lecornu, y de los Territorios, Catherine Vautrin, que pasaron de la derecha a la macronieve.
Pero incluso más que otros contendientes, se encontrarían en una situación política similar a la de Michel Barnier, con un fuerte riesgo de censura si la izquierda y la Agrupación Nacional unieran fuerzas para la ocasión.
En cuanto a los salientes, Michel Barnier pretende seguir activo en el debate político. Descansará un poco en Saboya antes de terminar un proyecto de libro sobre las “lecciones” que ha aprendido de sus diversas experiencias políticas.
Durante el último Consejo de Ministros, destacó su “preocupación” por el déficit y la deuda, “una realidad que se impondrá a cualquier Gobierno, sea el que sea”. Tuvo que plantar un arce rojo en los jardines de la calle de Varenne para respetar la tradición de todos los Primeros Ministros.