Llevamos unas semanas donde la Euroliga ha ido programando los partidos de máxima rivalidad local o histórica y este jueves tenemos, tras los duelos entre conjuntos italianos, alemanes, franceses o griegos, el gran Clásico. En el Palau se van a enfrentar el Barça y el Real Madrid. Es ya la jornada 12, se va abriendo hueco entre los primeros clasificados y los de la zona media, así que el duelo tiene más importancia de lo que parece.
Pero no sólo a nivel clasificatorio, también en el plano mental y en cuanto a clarificar en qué dirección va cada uno de los dos equipos. Está claro que falta mucho para dirimir el playoff pero hay partidos de donde se sale propulsado hacia arriba y derrotas de las que hacen daño en lo anímico más que en lo deportivo.
El Barcelona ha perdido de forma clara en las dos últimas jornadas, tanto en casa como en Munich. Eso obliga a mejorar, a cambiar la imagen y a reconciliarse con la afición. Una nueva derrota haría sonar las alarmas. El examen es importante para el propio Joan Peñarroya, para un jugador que lo ha hecho muy mal en los últimos enfrentamientos contra el Madrid como Willy Hernangómez, para los tiradores, porque Punter, Abrines y Brizuela deben abrir la cancha y forzar a los exteriores blancos a dejar sólo a Tavares en la zona. Satoransky y Núñez no pudieron con Campazzo en septiembre en la Supercopa y hay que ver si son ellos quienen defienden al base argentino, lo hace Anderson, si debuta Neto, recién fichado…
El conjunto azulgrana ha pasado del liderato a la octava posición en la tabla con estas dos derrotas recientes. El Madrid, de la undécima posición a la décima con su victoria ante el colista, el Alba Berlín. Pero su balance de 5-6 es malo, desde luego peor de lo que se pronosticaba hace un mes y verdadera constatación de que noviembre ha sido un periodo decepcionante, con derrotas duras a domicilio contra dos rivales de abajo como el Maccabi y el Armani Milano y un pésimo encuentro frente al Efes, primera derrota que sufrían en su pabellón los de Chus Mateo.
Con Ibaka, Feliz y Musa recuperados de sus respectivas lesiones, con Garuba entrenando y listo para reaparecer pronto, ahora alargan su rotación y deberían ir a más como equipo. Pero su gran problema en las últimas derrotas ha sido el desequilibrio habitual en ciertos quintetos en pista. Campazzo apenas puede descansar, Hezonja no ha estado bien, Deck tampoco en varias citas, sin Ibaka ni Garuba había minutadas para Tavares, Ndiaye de repente ha dado un bajón tremendo…
Esa falta de solidez se tradujo en malos finales de partido en Milán, contra el Efes, muy mal ante el Maccabi… Queda ver cómo vuelven a competir ya con trece jugadores disponibles, mayor ritmo en los que estuvieron ausentes y obligados los blancos a lograr victorias para subir posiciones porque la zona play-in no parece su sitio natural en esta Euroliga.
