Una embarcación con 31 turistas a bordo se hundió el lunes frente a las costas egipcias, informaron medios locales. El accidente ocurrió cerca de la localidad de Marsa Alam. El barco hizo una llamada de socorro alrededor de las 5:30 a. m., dijeron las autoridades locales.
Hasta el momento, 33 personas han sido salvadas con vida desde el accidente. En total, siete personas siguen desaparecidas. El martes, las autoridades locales informaron que cinco personas fueron rescatadas con vida del agua. Hay dos belgas, un egipcio y un finlandés. El DFAE también confirma que el segundo suizo considerado desaparecido fue rescatado con vida.
Según la oficina del gobernador, a bordo del yate se encontraban en total pasajeros de once países. El martes por la tarde (hora suiza), las autoridades informaron que se habían recuperado cuatro cadáveres. Además de dos ciudadanos suizos, en el barco también viajaban turistas de Gran Bretaña, Estados Unidos, Polonia, Bélgica, Alemania, Finlandia, China, Eslovaquia, España e Irlanda.
Se dice que los pasajeros realizaron un viaje de buceo que duró varios días. El “Sea Story” era un yate a motor que tenía sólo dos años y contaba con camarotes para más de 30 pasajeros. Los proveedores de viajes los anuncian como barcos para excursiones de buceo de varios días en el Mar Rojo.
Después del rescate, un miembro de la tripulación dijo que el barco fue “golpeado por una ola en medio de la noche”, lo que provocó que el barco se volcara hacia un lado. Los supervivientes del drama también describen esta versión de los hechos.
Un buzo profesional que también estaba a bordo dijo al diario egipcio Al-Masry al-Youm: “Yo estaba en la superficie cuando la situación se deterioró. Sentí que el barco se inclinaba bruscamente y traté de agarrarme a algo sólido, pero el vuelco ocurrió muy rápidamente. Escuché gritos provenientes de las cabañas, pero muchos no podían salir porque las puertas estaban cerradas y la habitación se estaba llenando de agua”.
Un turista británico que también sobrevivió al drama explica lo fuerte que era la corriente. “Traté de nadar hacia arriba, pero la corriente era muy fuerte y sentí que me asfixiaba. Lo que me salvó fue mi chaleco salvavidas, que me mantuvo en la superficie hasta que llegaron los equipos de rescate”.
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