Con motivo del día internacional contra la violencia contra las mujeres, el lunes 25 de noviembre, Isabelle Fouillot, la madre de Alexia Daval asesinada por su marido hace siete años, confió a ELLE: “Cada año desfilan cifras de feminicidios: 100, 120, 140 mujeres asesinadas… Olvidamos sus nombres, ya no sabemos quién es quién. » Y llamar a contar los destinos rotos de estas mujeres asesinadas cada año por ser compañeras, madres, hijas. ELLE te ofrece la historia de diez de ellos, diez símbolos que, más allá de las tragedias, demuestran la diversidad de feminicidios y de historias que no se pueden resumir en números.
La escena es escalofriante, de increíble violencia y profundamente traumática: el 20 de febrero de este año, se produjo un feminicidio en medio de un espacio público, ante la mirada atónita de los numerosos visitantes reunidos frente al juzgado de Montpellier. Todo comienza con una citación ante el juez de familia, punto final de un doloroso divorcio entre Marie-Pierre, de 66 años, y su ex marido, Jacques, de 72 años.
Incluso antes de este último encuentro cara a cara, Jacques mata fríamente de un balazo en la cabeza a la mujer que compartió su vida durante décadas, antes de apuntar el arma contra él mismo. Un feminicidio nacido de un divorcio conflictivo, donde el hogar familiar se había convertido en un tema de discordia.
Encuentra las historias de estos feminicidios simbólicos:
¿Cuáles son las circunstancias de este feminicidio?
Martes 20 de febrero, un día como cualquier otro. Exactamente a las 13.57 horas, Marie-Pierre llega frente al juzgado, donde ya se ha formado una cola. A pocos metros, Jacques espera, sentado en un banco. Nadie le presta atención, a pesar de que fuma nerviosamente cigarrillo tras cigarrillo, como informa “The New Detective”. En el fondo sabe muy bien que el juez de familia no le va a dar la razón en el litigio entre él y su exmujer.
Retirado durante dos años, quienes lo rodeaban lo describían como una persona altruista (había acogido en particular a refugiados ucranianos al comienzo de la guerra) sin que nada en su comportamiento sugiriera la violencia que se estaba preparando para cometer. Cuando ve a Marie-Pierre, se acerca, en silencio, un revólver Magnum 357 en la mano. Practicando tiro deportivo en su tiempo libre, el hombre estaba acostumbrado a las armas de fuego. Sin decir una palabra, le apunta con el arma, le dispara en la cabeza y luego se apunta a sí mismo.
En el centro de su conflicto estaba el hogar familiar. Para el asesino de Marie-Pierre, esta opulenta villa, rodeada de cactus y apodada “Las Caladas”, no era sólo una simple posesión material, sino una reliquia construida a mano por sus abuelos y transmitida de generación en generación durante un siglo.
Su ex esposa, que había ayudado a renovarla (la casa estaba completamente ruinosa), reclamó la parte que le correspondía. Esta exigencia, asociada a la perspectiva de tener que vender este lugar lleno de recuerdos, resonó para él como una doble derrota: la del divorcio que se negó a aceptar y la de la pérdida de este bastión familiar. En estos delitos contra mujeres, la ruptura es siempre un detonante.
¿Quién era realmente Marie-Pierre?
En los primeros años, la casa familiar de su marido era más bien un emblema del equilibrio familiar. Marie-Pierre, profesora con ingresos modestos, no duda en invertir todos sus ahorros en la renovación. Ella está totalmente involucrada en el trabajo, dedicando no sólo su dinero, sino también su energía y compromiso a este proyecto. Mientras tanto, su marido está ocupado construyendo una piscina. El giro se produjo en 2016, cuando decidió poner fin a su matrimonio, por motivos que aún se desconocen.
Marie-Pierre solicita el divorcio: cambia de nombre, abandona su domicilio conyugal y se muda a una pequeña casa a pocos kilómetros de distancia. Durante su vida, nunca explicó los verdaderos motivos que la llevaron a abandonar al padre de su único hijo. Mientras tanto, el procedimiento se prolonga, pero las autoridades judiciales siempre le dan la razón. El juez matrimonial que sigue el caso considera que efectivamente la esposa debe recuperar la mitad de la casa. A pesar del recurso de su exmarido, la decisión fue confirmada el 26 de enero de 2024. Marie-Pierre debe recibir lo que le corresponde. La ex pareja es citada este 21 de febrero de 2024 a las 14 horas ante el magistrado para registrar la partición. Este encuentro será fatal para él.
¿Por qué este feminicidio es simbólico?
Un feminicidio cometido en un espacio público tiene todas las características de un símbolo. Este asesinato tuvo lugar a plena luz del día, frente a un edificio representativo de la autoridad judicial, lugar que debería encarnar el derecho y la protección. Sin embargo, Marie-Pierre fue asesinada a tiros a sangre fría en la plaza, ante la mirada de numerosos testigos. El contraste es sorprendente: un espacio que supuestamente garantiza la justicia se convierte en escenario de violencia feminicida. Este contexto demuestra la impotencia de las instituciones frente a esta violencia.
La historia de esta mujer también habla de la violencia extrema utilizada como último recurso ante la pérdida de control. Incapaz de soportar la ruptura y la perspectiva de tener que separarse del hogar familiar, Jacques optó, por la fuerza, por recuperar el control de la vida de su ex esposa. Este crimen revela la forma en que ciertos hombres, ante la emancipación de la mujer, recurren a la violencia para reafirmar su dominación.
Este feminicidio también pone en duda el mito del “monstruo”. Jacques, de 72 años, parecía un hombre corriente, a veces incluso descrito como altruista por sus vecinos. Pero detrás de esta fachada respetable, había en realidad un profundo resentimiento y una negativa visceral a ver cuestionada su autoridad. La violencia patriarcal no proviene sólo de figuras marginales, y puede afectar a cualquier individuo. Incluso recientemente, el juicio por violación en Mazan fue una prueba irrefutable de ello.