Según Bernalicis, la represión de la apología del terrorismo es liberticida: “¿Qué democracia puede todavía conservar su nombre cuando se utilizan métodos antiterroristas para reprimir a activistas políticos, activistas comunitarios, periodistas o incluso sindicalistas? »
Esta propuesta encendió de inmediato las redes sociales y a toda la clase política. “Es difícil hacer algo más despreciable”, afirmó el ministro del Interior, Bruno Retailleau. Varios diputados del campo presidencial volvieron a cuestionar al PS por su alianza con el partido de Mélenchon en el Nuevo Frente Popular.
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Jérôme Guedj, diputado socialista por Essonne, muy crítico con esta alianza, considera que la propuesta del LFI es un “naufragio”: “Se perdieron en la ambigüedad -un suave eufemismo- de su relación con el terrorismo”. Jean-Luc Mélenchon, por su parte, deplora “una nueva agresión contra LFI, proveniente de la extrema derecha y servilmente asumida por los medios oficiales políticos”. Escuche, en su neolengua, a todos los demás partidos políticos y a los medios de comunicación.
El debate en torno a este delito es intenso desde hace diez años y numerosos juristas o asociaciones han señalado a menudo los “efectos perversos” de la modificación iniciada por Bernard Cazeneuve. El juez antiterrorista Marc Trévidic criticó “un uso totalmente abusivo de la ley”, el hecho de que un “ una simple etiqueta en apoyo a Palestina te lleva a la cárcel”.
Un líder de la CGT del Norte, Jean-Paul Delescaut, fue condenado a un año de prisión suspendida por comentarios en un folleto de apoyo a los palestinos. Por tanto, hay lugar para el debate, pero la propuesta de la LFI es impactante porque surge en un contexto candente desde el pogromo de Hamás del 7 de octubre de 2023 en Israel, seguido de una monstruosa respuesta militar israelí en la Franja de Gaza.
En este contexto, varios funcionarios electos del LFI han sido responsabilizados por sus comentarios incendiarios, en particular la eurodiputada del LFI, Rima Hassan, por quien Hamás está “tomando medidas legítimas”. LFI juega una carta comunitaria y no duda en cruzar las líneas rojas del islamismo, como lo demuestra la investigación muy profunda del periodista Omar Youssef Souleimane, que muestra también cómo Palestina se ha convertido en la coartada de los islamistas.