Por Bía Vargas
Concejal suplente del PT en Florianópolis (SC) a partir de 2025
Vimos felices y emocionados los goles y las jugadas decisivas de Vinícius Júnior a lo largo del año. También nos preocupa y debatimos sobre las diversas agresiones y las reacciones que tuvo la deportista ante innumerables formas de violencia. Pero al fin y al cabo, ¿qué puede provocar tanto enfado? El hombre tiene talento, ofrece el entretenimiento que se espera del deporte; ¿Qué le falta? Bueno, respondo: ¡falta silencio!
Vini era demasiado ruidoso, arrastraba demasiados muebles en busca de una nueva configuración del espacio. Vini Jr. no fue hecho para quedarse callado, reflexionar o simplemente dejarlo pasar como se espera de quienes parecen ser como él. Hurgar donde duele, sangra, molesta y genera reacciones. Y fue parte de esta reacción que vimos con incredulidad: el Balón de Oro terminó en manos distintas de las que ganaron todo lo que pudieron, que estaban en la imaginación y en las elecciones de la mayoría que siguió mínimamente el fútbol mundial en 2024. El racismo prevalece y aún hoy quiere hacer cautivos los pasos y comportamientos de quienes son considerados inferiores.
Esta lucha contra la opresión no es sólo una batalla individual; es un reflejo de una sociedad que todavía lucha por reconocer la igualdad en todas sus formas. El talento de Vini Jr. va más allá de las cuatro líneas del campo; representa la esperanza para muchos atletas jóvenes que sueñan con ser vistos no sólo por el color de su piel, sino también por su potencial y dedicación. Cada regate, cada gol marcado y cada acto de resistencia se convierte en un grito de justicia y reconocimiento, que resuena en un mundo donde se debe celebrar la diversidad.
Además, la presión sobre los atletas negros se ve exacerbada por una historia de discriminación arraigada en el deporte. La expectativa de que sean “agradecidos” o “silenciosos” ante la adversidad es una carga demasiado pesada para soportar. Cuando Vini Jr. expresa su indignación o defiende sus derechos, no sólo habla por sí mismo; él está dando voz a muchos otros que enfrentan situaciones similares. Su visibilidad saca a la luz debates necesarios sobre el racismo en el fútbol y la sociedad en su conjunto, desafiando narrativas prejuiciosas.
Finalmente, es fundamental que todos nos unamos para apoyar a personalidades como Vini Jr., reconociendo su lucha y celebrando su valentía. Necesitamos promover un entorno donde todos puedan expresarse libremente, sin temor a represalias o juicios. Que aprendamos de esta historia y trabajemos juntos por un futuro donde el talento sea reconocido sin importar el color de la piel, donde el silencio no sea visto como una virtud, sino como una elección consciente de quienes tienen voz para transformar realidades.
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