Un rosado transformado en granadina, una piscina helada en pleno noviembre y corsos cómplices en sus fotos: Virginie Hocq y Gérard Jugnot nos cuentan el detrás de escena del rodaje de “Deberíamos haber ido a Grecia”.
Si la película “Deberíamos haber ido a Grecia” respira verano y vacaciones, el rodaje se desarrolló en temperaturas mucho menos benignas. “Filmamos en noviembre”dice Gérard Jugnot. “Y hay una escena en la piscina… ¡que no está climatizada! Eso es todo, ese es el principio del cine”.
A pesar de las condiciones, los actores recuerdan esta aventura con diversión. La villa, suntuosa y central en la trama, no deja de sorprenderles. “Ella es increíble”.confiesa Virginie Hocq. “Pero ella también es la fuente de muchos problemas en la película, particularmente con los problemas con los permisos de construcción”.
Uno de los retos de Virginie Hocq en la película fue interpretar a una mujer que se ahoga en vino. Pero para la actriz no había duda de beber rosado auténtico, sino granadina. “Afortunadamente, el guión me dio en cada ocasión el nivel de embriaguez que debería tener mi personaje”. Gérard Jugnot, como compañero solidario, no dudó en dar su opinión: “De vez en cuando me decía ‘un poquito más’ o ‘un poquito menos'”confiesa.
Una Córcega cómplice y bondadosa
Si la acción de la película se desarrolla en Córcega, la isla juega un papel mucho más importante que un simple escenario. Gérard Jugnot destaca la participación activa de los corsos en el proyecto: “Escribieron ciertas partes de la película y jugaron con sus propias caricaturas usando clichés. Pero siempre de forma amistosa y afable”. Virginie Hocq, por su parte, bromea sobre su amor por la isla: “Incluso pregunté si podía cambiar mi nombre y llamarme Virginie Hoche. ¡Ahora soy corsa!”.
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