Los Verhulstjes
“Me llevaré todos los perros a casa por el mismo precio”, bromea Ellen cuando ella y Marie están en el coche. “Uno para ti, uno para mí y otro para Vik”. Marie no cree que sea un mal plan en absoluto: “De todos modos quiero un perro. El día que tengo un jardín es el día en que llega un perro”.
“La imagen que tengo de un refugio de animales es muy triste. En mi cabeza, son jaulas oscuras y sucias, con todo tipo de animales abandonados, tristes y agresivos”, admite Marie. Afortunadamente, este refugio no cumple con estas expectativas. Están muy contentos con los collares, correas y juguetes que traen las señoras y como agradecimiento se les permite echar un vistazo a los perros. “No puedo llevarme ninguno a casa”, le dice Ellen al trabajador del refugio de animales Pascal, quien los lleva afuera.
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Refugio de animales
Pascal dice que todas las jaulas están ocupadas en este momento y da alguna explicación adicional aquí y allá cuando pasan por un perro. Los carteles en las jaulas también indican los nombres de los animales y cómo llegaron al refugio. Cuando Marie y Ellen leen la información de Angel, se sorprenden. “El segundo perro que vimos, colgado de un árbol, me hizo llorar”, dice Marie.
Ellen también está molesta: “No lo entiendes, ¿verdad? Dejado en un árbol. Ese animal no puede salir, está atrapado”. A las mujeres les enoja que la gente trate a sus animales de esta manera. Marie: “¡¿Llevas un animal a tu casa, no puede cuidar de sí mismo y pone su destino en tus manos y lo atas a un árbol?! Incomprensible.”
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