Los avisos de huelga están aumentando entre los funcionarios, los pilotos de aviones y los trabajadores ferroviarios, pero también entre los empleados del sector privado. El incendio también se está produciendo en los territorios.
Michel Barnier sólo tiene un temor: que, seis años después, una ira comparable a la de los “chalecos amarillos” se extienda por todo el país. En todas partes sube. Los trabajadores ferroviarios, los funcionarios, los pilotos de aviones y los empleados del sector privado están aumentando el número de avisos de huelga. El incendio también se está produciendo en los territorios. Los alcaldes, al igual que los jefes de departamento y de región, no aceptan el esfuerzo de 5 mil millones de euros que se les pide para reponer las arcas del Estado. Están celebrando congresos estos días y no piensan permitir que esto suceda. En cuanto a las campañas, están en marcha para bloquear las carreteras. Los agricultores todavía esperan que se cumplan las promesas hechas a principios de año. “No te dejaré ir”les había asegurado Gabriel Attal. Desde entonces, el Primer Ministro ha cambiado…
Pero Michel Barnier es más Sísifo que Hércules. Hereda un país en malas condiciones y no tiene medios para hacer milagros. No tiene mayoría, ni mucho menos. No tiene dinero, al contrario…
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