El primer ministro Michel Barnier almorzó el sábado con su predecesor Gabriel Attal, una oportunidad para que ambos discutieran la delicada cuestión de la reducción de las exenciones de las contribuciones patronales, sin llegar a un acuerdo, indicaron el domingo fuentes concordantes, confirmando informaciones de Figaro.
“Gabriel Attal reafirmó su posición y la del grupo Juntos por la República, hostil a cualquier aumento de los costes laborales, afirmó su entorno a la AFP.
El grupo EPR, presidido por Attal, no ocultó esta semana su intención de dar un paso al frente en este tema emblemático para la macronieve.
En su proyecto inicial, el Gobierno pretendía reducir estas reducciones de tasas en 4.000 millones de euros, cuyo importe se ha duplicado en diez años y se acerca ya a los 80.000 millones de euros.
El domingo, el ministro de Presupuesto, Laurent Saint-Martin, se declaró “dispuesto a que sólo se puedan solicitar a las empresas la mitad, dos mil millones de euros”.
Concesiones insuficientes, según varios cargos electos del grupo EPR entrevistados por la AFP.
“Estamos en contra del aumento de los costes laborales, no estamos ni la mitad en contra del aumento de los costes laborales”, insistió Mathieu Lefèvre, uno de los diputados macronistas a la vanguardia en cuestiones presupuestarias.
Mientras que una comisión mixta, compuesta por siete senadores y siete diputados, debería ponerse de acuerdo sobre los violines de las dos cámaras sobre el proyecto de ley de financiación de la Seguridad Social, antes de la adopción del texto en cada cámara, Lefèvre afirmó que este CMP no puede ser concluyente “si existe este aumento en los costos laborales”.
Para el diputado David Amiel, “el plan del Gobierno conduce a concentrar los aumentos de costes en la industria: en un momento de guerra comercial provocada por Estados Unidos y China, esto es un error económico”.
“Debemos tener en cuenta el contexto internacional, que se está deteriorando, y las importantes consecuencias de la elección de Donald Trump”, añadió.
Interrogados por la AFP, el entorno del Primer Ministro afirmó que las cosas siguen “abiertas”. Y parecía tener poco gusto por las amenazas, lanzadas por ciertos funcionarios electos, de descarrilar el CMP.
“Francia debe mantener su firma, por lo que podemos hacer amenazas aquí y allá, pero no estoy seguro de que sea la forma correcta de hacerlo”, comentó esta fuente.
Matignon también confirmó que Barnier almorzó esta semana con otros dos ex primeros ministros de Emmanuel Macron, Edouard Philippe el martes y Elisabeth Borne el jueves.