Incluso antes de que Jones diera el golpe final, su compatriota estadounidense Miocic tuvo poca respuesta a la diversidad de ataques que se dirigieron en su dirección.
Es probable que parte de ello tuviera que ver con la edad. A sus 42 años y después de estar alejado del octágono durante casi cuatro años, Miocic no estaba ni cerca de su mejor momento.
Pero mucho de eso tuvo que ver con el profundo arsenal de Jones, ya que se utilizaron jabs, patadas altas, codos, rodillazos desde el clinch y derribos para derribar a Miocic.
Y no se trata sólo de cuándo pelea: Jones ha sido tan impredecible fuera del octágono esta semana como dentro de él.
A principios de semana utilizó un insulto para describir al campeón interino británico Tom Aspinall, a quien Jones ha descartado en gran medida como una perspectiva para pelear a continuación.
El mismo día salió de una entrevista con la emisora deportiva TNT Sports, alegando que esperaba un “festival Aspinall”.
Luego se volvió contra Miocic, negándose a estrecharle la mano en una conferencia de prensa antes de cambiar de opinión y aceptar un apretón de manos al día siguiente en el pesaje.
Jones es polarizador y lo ha sido a lo largo de su carrera en UFC, que ha estado marcada por prohibiciones de dopaje y problemas en su vida personal.
El presidente de UFC, Dana White, lo sabe mejor que nadie.
“Jon Jones y yo nunca salimos de la jaula. Tuvimos una relación horrenda durante 10 años”, dijo Dana White.
“Ya no tenemos ese tipo de relación, pero no tenía por qué agradarme para darme cuenta de quién es y de lo que es capaz y ver su brillantez. Es el mejor que jamás haya peleado, punto.
“Es increíble lo que hizo esta noche. Mientras esté activo, será el mejor libra por libra del mundo”.