Mbappé no termina de arrancar.Sin ser malos, sus números hasta la fecha (ocho goles y dos asistencias en 16 partidos) no se corresponden con los de un delantero que en cinco de sus siete temporadas con el PSG alcanzó o superó los 39 goles. Tampoco con las expectativas de los que intentan extrapolar fórmulas matemáticas a un deporte con tantos intangibles como el fútbol. Campeón de Europa + Mabppé – Kroos = un equipo imbatible. Pero ya lo dijo Johan Cruyff: “Si no sabían por qué ganábamos cómo van a saber por qué perdemos”.
Así y todo, lo que más inquieta de Mbappé no son tanto las cifras como las sensaciones que transmite. Frustración y desconexión a partes iguales. Frente a Osasuna, donde el Madrid completó su mejor actuación, con el partido ya resuelto se pudo ver a todos los jugadores blancos con un objetivo común durante los últimos 20 minutos: balones a Kylian para que marque. Antes de ser sustituido, nada más anotar su tercer gol Vinicius le ‘cedió’ la banda izquierda mientras todos le buscaban de manera insistente. No hubo manera.
En los últimos tiempos a Mbappé se le han acumulado demasiadas malas noticias: a los esperados problemas que tuvo que afrontar en el PSG desde que en febrero comunicó a Al-Khelaifi su salida hasta que se hizo efectiva en mayo se ha unido ahora una campaña de duras críticas en Francia por no acudir con su selección, junto a un episodio extradeportivo poco claro en Estocolmo. El inesperado mal arranque del Real Madrid ha sido la gota que ha colmado un vaso, el de su salud mental, sometido a demasiada tensión durante este año.
En ese contexto tan adverso para él, una vez Ancelotti logre estabilizar medianamente el errático juego del equipo, tendría que afrontar de manera individual la recuperación de sus mejores elementos. Empezando por Mbappé y siguiendo por Bellingham. Todos conocemos la querencia del técnico a respetar las jerarquías, por lo que a nadie puede sorprender la decisión que tomó con Vinicius y Kylian respecto a quién ocuparía la banda izquierda, posición en la que ambos rinden mejor. Pero el problema va a más y conviene atajarlo cuanto antes. Aunque sea de manera provisional (o no), Ancelotti debería plantearse la conveniencia de colocar a Mbappé en su hábitat natural para ayudarle a que recupere la confianza cuanto antes. Una medida con connotaciones tanto futbolísticas como terapéuticas.
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