El domingo por la mañana, bajo el pequeño cobertizo del ayuntamiento de Albefeuille-Lagarde, se respiraba la solemnidad de los grandes días y los pájaros les daban serenata. Numerosos cargos electos se reunieron para participar en las tradicionales ceremonias de conmemoración del armisticio del 11 de noviembre de 1918, entre ellos Michel Weill, presidente del departamento. Una oportunidad preparada para que el alcalde Francis Massimino transmita un mensaje de paz y serenidad “en un momento en el que nuestras libertades a veces se ven perturbadas”. En un contexto internacional incierto, el alcalde leyó un discurso antes de depositar ofrendas florales al pie del monumento a los caídos. “Recordamos a nuestros héroes que cayeron en los campos de batalla, nunca debemos olvidarlos”, comentó Lagardais. A la luz de los mensajes pronunciados, todos sintieron la emoción, en particular los niños de la escuela de Paillole, a quienes el municipio invitó a participar en este momento de ciudadanía lleno de emoción. Seguimos en el fondo de estos niños tímidos y decididos y todavía percibimos ciertos silencios, presentes en la mente de todas las generaciones, después del sonido de los proyectiles, para seguir celebrando el armisticio y a los niños de Francia.
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