TRIBUNA – En un momento en el que Francia está más dividida que nunca, las conmemoraciones del 11 de noviembre son un llamado a la unidad y pueden servir de matriz fructífera para que toda la sociedad supere nuestras historias particulares, considera el Ministro Delegado para las Fuerzas Armadas y los Veteranos.
Este 11 de noviembre, al pie de los monumentos conmemorativos de la guerra, los cargos electos, los veteranos, los abanderados, los escolares, las hijas y los hijos de Francia que aún resisten « al viejo y querido país »todos nos unimos para rendir homenaje a nuestro « murió por francia ». El ritual se repite cada año, inmutable. Esta liturgia es como todas las demás: para que no degenere en hábito, es importante meditar sobre su espíritu y su significado. Ministro Delegado para las Fuerzas Armadas y Veteranos, es mi deber recordar cómo se llaman estas ceremonias, hacia qué se abren, más allá del « deber piadoso » que es vinculante para todos. Testifican en las líneas directas francesas y piden valentía « virtud de tiempos difíciles » y son un signo de unidad.
Es ante todo un deber piadoso. ¿Cómo no llenarnos de inmensa gratitud hacia estos jóvenes, llenos de las promesas del alba, que en 1914, 
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