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Desde 2015, los ahorradores inteligentes han estado utilizando sus pensiones para salvaguardar su riqueza para las generaciones futuras.
Pero ahora la canciller Rachel Reeves ha hecho estallar los planes fiscales de una generación.
Hace una década, el entonces canciller George Osborne abolió el “impuesto a las pensiones por fallecimiento”, lo que significaba que el dinero que no se gastara dentro de una cuenta de pensiones no quedaría atrapado en el impuesto a la herencia en caso de fallecimiento. En cambio, se le gravaba según la tasa del impuesto sobre la renta de quien lo heredó cuando retiró el efectivo.
Abrió una oportunidad de oro para transmitir dinero de generación en generación, potencialmente de forma indefinida.
Ahora todo eso ha cambiado y mucha gente, como Dennis Canty, está furiosa.
“La persona común y corriente ha sido golpeada nuevamente”, dice Canty, de 63 años, de High Wycombe.
“Habíamos estado invirtiendo en nuestra pensión para evitar el impuesto a la herencia. Para ser honesto, si tuviéramos los fondos, trasladaríamos el dinero al extranjero, pero no lo tenemos, esa no es una opción para nosotros.
“Estamos pensando en regalarles a nuestros hijos antes de lo previsto. Sólo queremos ofrecer a nuestros hijos una base sólida para su futuro, que en estos momentos parece muy inestable”.
El impuesto a la herencia es infamemente el impuesto más odiado en Gran Bretaña, aunque históricamente relativamente pocas herencias han terminado pagándolo. Es el principio de “doble imposición” lo que enoja a la gente, incluso a aquellos que saben que nunca se verán afectados personalmente.
Sin embargo, los últimos cambios significan que un número cada vez mayor terminará con una factura fiscal: las cifras del gobierno sugieren que unas 10.000 familias más se verán perjudicadas como resultado de los cambios de la Sra. Reeves, y 38.500 terminarán pagando más. Sin embargo, a la gente le preocupa que se vean directamente afectados.
Como resultado, las estrategias de planificación fiscal de los pensionados más ricos han dado un vuelco.
