El acontecimiento histórico de la Marcha Verde sigue siendo, cuarenta y nueve años después, un poderoso símbolo nacional de valentía y unidad para Marruecos. Esta epopeya, orquestada por Su Majestad el Rey Hassan II, fue mucho más que una simple marcha pacífica hacia el Sáhara: encarnaba la determinación de todo un pueblo de reconquistar sus tierras, que durante mucho tiempo habían permanecido bajo dominio español, y de afirmar en voz alta y fuerte soberanía marroquí sobre sus provincias del sur.
El lanzamiento de esta marcha el 6 de noviembre, un acto de previsión histórica y estratégica, permitió a Marruecos revertir una situación de colonización a la que pocos creían poder poner fin. En un contexto nacional e internacional en el que Marruecos enfrentaba presiones internas y escepticismo externo, el discurso real del difunto Hassan II anunciando la Marcha Verde resonó como un llamado al destino.
yoAnuncio de la Marcha Verde: acto de fe, visión y victoria del derecho
Fue una apuesta audaz, en un momento en el que el futuro de las provincias saharianas seguía pendiente de las maniobras coloniales de España, decidida a retrasar lo inevitable. “Era necesario recordar los derechos históricos, legales y legítimos del Reino sobre estos territorios”, explica Brahim Ballali Souieh. Ante este impasse, la decisión de movilizar al pueblo marroquí para una marcha pacífica representó mucho más que un acto simbólico: se convirtió en el corazón de una estrategia en la que historia, legalidad y patriotismo convergieron para desafiar al ocupante.
Un momento decisivo en esta lucha por la soberanía fue la opinión consultiva de la Corte Internacional de Justicia (CIJ), que reconoció la existencia de vínculos históricos entre las tribus saharauis y los sultanes alauitas. Este reconocimiento, aunque no vinculante, dio a Marruecos una base jurídica innegable.
“El difunto Hassan II utilizó esta opinión como arma diplomática para animar a España a negociar y ceder pacíficamente”, comenta Ballali Souieh. A esta victoria legal siguió el anuncio de la Marcha Verde, que transformó la demanda en una manifestación pacífica de masas en la que 350.000 marroquíes, portando la bandera nacional y el Corán, marcharon hacia el Sur, demostrando su apego a esta tierra ancestral.
El impacto de esta marcha traspasó las fronteras de Marruecos, atrayendo la atención internacional y consolidando la posición del Reino en el escenario diplomático. Este hecho histórico marcó el fin de la ocupación española y la integración de estos territorios al proceso de desarrollo nacional, marcando así el inicio de una nueva era para las provincias del sur.
La Marcha Verde: puente hacia el futuro
Cuarenta y nueve años después, el legado de la Marcha Verde sigue vivo en las políticas de desarrollo llevadas a cabo en las provincias saharianas. Este apego a la integridad territorial de Marruecos, constituida como pilar de la identidad nacional, ha permitido iniciar proyectos a gran escala de infraestructuras, salud, educación y desarrollo económico. “Este compromiso ha trascendido generaciones”, observa Ballali Souieh, destacando la importancia de este evento para cada ciudadano marroquí.
Los éxitos económicos, diplomáticos y sociales se multiplican. Las provincias del sur, anteriormente desatendidas durante la colonización, están ahora en el centro de la estrategia de desarrollo real. Gracias a las iniciativas de Su Majestad el Rey Mohammed VI, Marruecos ha reorientado estas regiones hacia el continente africano, a través de proyectos emblemáticos como el gasoducto Marruecos-Nigeria. Esta ambición de integración continental ancla a las provincias del sur en un eje de cooperación panafricana, reforzando su papel de puente entre Marruecos y África.
Hoy, la Marcha Verde no es sólo una conmemoración anual; representa una llama viva de la unidad y soberanía marroquíes. Esta marcha histórica redefinió los contornos de Marruecos, consolidó la identidad territorial del Reino y confirió a las provincias saharauis el estatus de región clave en las relaciones internacionales. Con el apoyo de potencias como Estados Unidos, Francia e incluso España –antigua potencia colonial–, Marruecos sigue consolidando sus derechos sobre el Sáhara y escribiendo una historia de éxito diplomático y económico.
A través de la visión real y de las iniciativas a favor del desarrollo de las provincias saharianas, la Marcha Verde sigue siendo un pilar de la identidad nacional. Las regiones del Sur, integradas en el concierto de las naciones africanas, son testigos de la perseverancia de un Reino decidido a defender su territorio y ofrecer un futuro próspero a todas sus regiones.