La última incursión de Inglaterra en el escenario internacional terminó en decepción, ya que el último gol de Jude Bellingham no fue suficiente para salvar un punto contra un decidido equipo griego, que registró una dramática victoria en Atenas.
Desde el principio, el partido puso de relieve la falta de cohesión de la famosa camiseta blanca, con Inglaterra luchando por encontrar su ritmo. Grecia aprovechó los errores iniciales y sólo la inteligencia defensiva de Levi Colwill evitó un potencial primer gol tras un error de juicio de Jordan Pickford.
A pesar de la gran cantidad de talento ofensivo, la ausencia de un delantero tradicional dejó las ambiciones de Inglaterra sin cumplirse en la primera mitad, allanando el camino para una evaluación sombría de sus estrategias.
Un error defensivo poco después del descanso permitió a Vangelis Pavlidis pasar y anotar contra Pickford, poniendo a Grecia al frente en un partido que controlaron en gran medida sobre sus anfitriones. El momento también sirvió como un conmovedor homenaje al exjugador George Baldock, lo que aumentó el peso de la causa griega.
Se presentaron los suplentes Ollie Watkins y Dominic Solanke mientras Carsley buscaba inyectar nueva energía a su equipo, pero ni siquiera sus presentaciones pudieron cambiar el rumbo. Grecia siguió siendo una amenaza constante, con tres impresionantes goles anulados por fuera de juego antes de que Bellingham lograra igualar desde el borde del área cuando solo quedaban unos minutos para el final.
Sin embargo, en un giro, Pavlidis no había dicho su última palabra. En el tiempo añadido, la frágil estructura defensiva de Inglaterra les permitió marcar el gol de la victoria, sellando una derrota memorable para el equipo de Carsley.
Antes del partido, la decisión de Carsley de desplegar una formación sin delantero fue una sorpresa. Con la ausencia de Harry Kane, las expectativas de un esquema más tradicional se desvanecieron y Carsley optó por un equipo lleno de mediocampistas creativos.
“Es una oportunidad para aprovechar nuestra creatividad y versatilidad”, dijo antes del partido, insinuando un emocionante cambio táctico. Sin embargo, la primera mitad fue más decepcionante que inspiradora, dejando a los aficionados frustrados por la falta de amenaza ofensiva y los errores defensivos.
La introducción de Ollie Watkins justo después de la hora marcó un giro en la estrategia, pero siguió un toque de mala suerte cuando perdió una oportunidad de oro, lo que sirvió como recordatorio de cómo podría haber sido la situación si Inglaterra hubiera mantenido un sistema más familiar.
El partido sirvió como una prueba crucial para Carsley, que tiene ambiciones para el puesto de seleccionador de Inglaterra. Con la fase de grupos de la Liga de las Naciones en marcha, esta derrota marca un revés y ejerce una presión significativa sobre él de cara al futuro.
También se analizaron las actuaciones notables de Jordan Pickford y Trent Alexander-Arnold. Pickford, frecuente integrante de la selección nacional, tuvo una noche llena de incertidumbre, al acercarse a dos goles por errores, lo que demuestra que incluso los jugadores experimentados enfrentan momentos de adversidad.
En cuanto a Alexander-Arnold, quien finalmente ha sido titular en partidos consecutivos con Inglaterra, su versatilidad táctica sigue siendo fundamental mientras busca convertirse en un pilar, especialmente ahora que la competencia se fortalece en el campo.
Los intercambios entre Phil Foden y Bellingham también fueron un área de interés, aunque a ambos les costó encontrar su lugar en roles desconocidos durante el encuentro. Al final, la intervención tardía de Bellingham subrayó su importancia, asegurando su lugar en futuras selecciones.
La racha de Inglaterra en la Liga de Naciones sigue viva, pero este encuentro debería servir como una llamada de atención mientras se embarcan en un período crítico de partidos. Los seguidores esperan un cambio rápido mientras Carsley busca solidificar su posición después de esta actuación febril.