El Premio Nobel de Medicina honra a dos pioneros de la regulación genética mediante ARN muy pequeños

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Victor Ambros y Gary Ruvkun en los premios Breakthrough Prize en Mountain View, California, el 9 de noviembre de 2014. STEVE JENNINGS/GETTY IMAGES A TRAVÉS DE AFP

Se trata de un mecanismo crucial en el funcionamiento de las células que el comité Nobel destacó el lunes 7 de octubre: el control de la actividad genética por moléculas muy pequeñas, llamadas “micro-ARN”. El Premio Nobel de Fisiología o Medicina premia a dos biólogos estadounidenses pioneros en este campo: Victor Ambros, de 70 años, y Gary Ruvkun, de 72.

Ambos proceden de esta guardería del Nobel que acoge las prestigiosas universidades, concentradas en torno a Boston, en Massachusetts. Victor Ambros, ahora en la Facultad de Medicina de la Universidad de Massachusetts, llevó a cabo su investigación premiada en Harvard. Gary Ruvkun desarrolló su trabajo en el Hospital General de Massachusetts y en la Facultad de Medicina de Harvard, donde todavía es profesor de genética.

Debemos comprender la importancia fundamental de estos procesos para controlar la actividad genética. Son los que permiten a nuestras células realizar su infinidad de funciones especializadas, dentro de los diferentes tejidos de nuestro cuerpo: por ejemplo, la absorción de nutrientes por las células que recubren el intestino; el “disparo” de ciertas neuronas en respuesta a estímulos específicos; la secreción de insulina por las células pancreáticas; o incluso la contracción de las células musculares…

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Recordemos aquí cómo funciona un gen “clásico”, es decir, un gen que proporciona instrucciones a la maquinaria celular para fabricar proteínas, esos elementos elementales que forman la estructura de las células y garantizan sus funciones. Primer paso, la secuencia de ADN (la secuencia de letras de ADN) escrita en cada gen sirve como molde para la producción de una molécula complementaria, el ARN mensajero (un ácido nucleico, como el ADN). El segundo paso es igualmente crucial: cada ARN mensajero se “traduce” a una proteína específica, según un código genético que mereció el Premio Nobel a sus tres descubridores, Robert Holley, Har Gobind Khorana y Marshall Nirenberg, en 1968.

Organismo modelo

“Durante mucho tiempo se ha creído que la actividad genética se controla, esencialmente, durante la etapa de transcripción, cuando se produce el ARN mensajero a partir de la secuencia de ADN de los genes”explica Marie-Anne Félix, directora de investigación del CNRS en la Escuela Normal Superior de París. Será todo el mérito de Victor Ambros y Gary Ruvkun, el dúo premiado hoy, revelar la importancia de una vía completamente diferente: la de los microARN, que también son ácidos nucleicos, pero de tamaño muy pequeño (sólo una veintena). Letras químicas.

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