No esperen que los gobiernos del Golfo detengan la despiadada campaña de Israel para erradicar a los representantes de Irán.
Mientras Israel altera unilateralmente el equilibrio de poder en Medio Oriente, los países del Golfo observarán y esperarán desde la barrera, listos para volver a comprometerse si realmente surge un nuevo orden.
Esto se debe a que la campaña de Israel para eliminar a los enemigos del Estado –Hamás y Hezbolá– se alinea con los intereses de los gobiernos del Golfo. Ellos también están comprometidos a eliminar a los representantes de Irán en la región. A pesar de la terrible pérdida de vidas en Gaza y del creciente número de muertos en el Líbano, los Acuerdos de Abraham permanecen intactos y Arabia Saudita continúa trabajando para normalizar los vínculos con Israel, obteniendo en el camino garantías de seguridad de Estados Unidos.
Los gobiernos del Golfo pasaron años canalizando dinero a varios partidos políticos, gobiernos y grupos de ayuda libaneses sin obtener nada que mostrar. La incapacidad del país para gobernarse a sí mismo de manera efectiva ha sido explotada interna y externamente durante años, creando un vórtice de tiempo, talento y dinero desperdiciados que los gobiernos del Golfo no ven mucho sentido en perpetuar: un funcionario del Golfo comparó recientemente la política anterior de clientelismo en lugares como el Líbano a prender fuego al dinero, sólo para disfrutar de las llamas.
En 2019, Saad Hariri, un ex primer ministro libanés con profundos vínculos con Arabia Saudita, me dijo que sus compatriotas eran su peor enemigo. Entonces era líder de un Estado al borde del colapso económico, custodio de un país cuyo sistema bancario estaba manipulado. Los prestamistas financiaron la reconstrucción de posguerra, pero los políticos nunca implementaron las reformas económicas necesarias para mantenerla estable. Después de un período prolongado de altas tasas de interés, los bancos colapsaron, acabando con los ahorros.
Con la moneda perdiendo más del 90% de su valor, el Líbano se vio golpeado repetidamente por una serie de crisis: económica, humanitaria y de seguridad, entre ellas la explosión del puerto de Beirut. En los últimos años, las únicas personas a las que les ha ido bien fueron las que tenían dólares frescos, y eso es lo que el representante de Irán en el Líbano podría proporcionar. A pesar de un Estado paralizado, Hezbollah y sus seguidores han estado disfrutando de un período prolongado de fuerza, calma y crecimiento. Durante años he escuchado cómo miembros de todas las sectas (musulmanes, cristianos y drusos) condenaban a Nasrallah y pedían abiertamente a Israel que lo eliminara.
Pero ahora que el hecho ya está hecho, el precio de matar al comandante de Hezbollah puede ser demasiado alto para que la mayoría lo soporte. En una entrevista la semana pasada en su complejo de Beirut, el veterano líder druso Walid Joumblatt me dijo que aquellos que seguían pidiendo a gritos una rápida intervención israelí deberían tener cuidado con lo que desean.
Cuando hablé con él, este hombre de 75 años, cuyas habilidades de supervivencia política son legendarias, me dijo que cree que el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, está dispuesto a cambiar todo el orden de Oriente Medio, lo que podría derivar en un caos total.
La historia ha demostrado que la participación del Golfo no tiene ningún beneficio. Los gobernantes de la región pueden estar felices de regresar y reconstruir lo que Israel destruye en el Líbano y Gaza, siempre y cuando surja este “nuevo orden”. Hasta que eso suceda, el Golfo se basa en una lección sobre tirar el dinero bueno al mal y se contentará con aborrecer el método sin caer en la locura.
Hadley Gamble es el principal presentador internacional de Al Arabiya y ex presentador de CNBC que cubre energía, política y negocios.
