Entre sencillez y autenticidad, Francis Cabrel encontró refugio en un antiguo granero reformado en Astaffort, su pueblo favorito. Es en este tranquilo rincón de Lot-et-Garonne donde el artista de culto de la canción francesa compone, graba y vive lejos de la agitación mediática.
Un granero transformado en casa familiar
Francis Cabrel, nacido en Agen, creció en Astaffort, el pueblo donde floreció su amor por la música.
Deseoso de volver a sus raíces, decidió, hace varios años, establecer allí su hogar. Con su esposa Mariette, la “Pequeña Marie” de su famoso título, compraron un antiguo granero que renovaron cuidadosamente.
La residencia, rodeada de viñedos y paisajes bucólicos, se ha convertido en un espacio de encuentro familiar y donde el cantante se inspira para sus proyectos musicales. “ Es un lugar que rezuma serenidad.“, confía Cabrel en una entrevista.
Un lugar de creación artística
Más allá de su función como casa familiar, este granero alberga la Estudio efímeroun estudio de grabación único donde Francis Cabrel compone y graba sus discos.
Obras importantes como « Callejones Diagón« y “Rosas y Ortigas” Allí vio la luz del día.
La calma y la naturaleza que lo rodea son para él una verdadera fuente de creatividad. “Aquí las ideas surgen de forma natural. Cada rincón de esta casa lleva una historia, una melodía”, explica el artista.
Comprometidos con su región y cultura local.
Orgulloso de sus raíces, Francis Cabrel no se limita a su carrera musical. También es un actor clave en la vida cultural local.
A través de su asociación Voz del Surorganiza el Reuniones de personalun evento dedicado a apoyar a jóvenes talentos del canto.
Desde su creación, estos encuentros han permitido a muchos artistas lanzarse al mundo musical.
Además, apoya a la asociación Música y Culturaque ofrece actividades artísticas y educativas para los residentes de la región. Su compromiso va más allá de la música: busca crear un impacto duradero en su comunidad.
Un regreso a las fuentes totalmente asumido
Francisco Cabrel encarna una forma de vida en armonía con la naturaleza y valores simples. Esta casa, enclavada en el corazón de Astaffort, es mucho más que un refugio tranquilo. Es un símbolo de su filosofía de vida: combinar autenticidad, pasión y compartir.
“No cambiaría esta tranquilidad por nada del mundo”, admite. Con su casa en el corazón de este pueblo, Cabrel demuestra que es posible combinar éxito artístico y raíces locales.