A nuestros amores, Jeanne la virgen, Juguetona, El amor es mejor que la vida… A sus 57 años, Sandrine Bonnaire ha protagonizado numerosas películas de éxito. Si la actriz ganó el César a la actriz más prometedora en 1984 y el de mejor actriz dos años después, tuvo una infancia difícil todos los días. El domingo 10 de noviembre de 2024, en el plató del programa Un domingo en el campo, el séptimo de una familia de once hijos recordó: “Nací en Allier, crecí allí hasta que a los siete años llegué al En los suburbios de París, cerca de Montlhéry (en Essonne), donde mi padre y mi tío habían construido lo que llamábamos un chalet, estábamos sin agua y sin electricidad. Vivimos allí, diría yo, dos años. Entonces éramos un poco gitanos, un poco gitanos… Sólo nos lavábamos una vez a la semana en una tina, éramos cuatro o cinco en esa tina”. Si no quiere “hacer su Cenicienta”, la actriz admitió que tuvo una mala experiencia durante este período.
Con total transparencia, aquella cuya madre murió en una residencia de ancianos a pesar de que “no tenía ninguna enfermedad” explicó: “Fue un poco vergonzoso… Cuando íbamos a la escuela, la gente sabía que vivíamos así. Pero al mismo tiempo Al mismo tiempo, nos mantuvimos dignos, mis padres fueron muy valientes. Al mismo tiempo, también hubo una verdadera libertad y tal vez mi indocilidad o al menos la audacia que tuve en la vida después, o incluso. Tuve en ese momento, tal vez (…)
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