Este debate podría marcar la diferencia. A menos que Donald Trump cambie de opinión, este fue el último gran encuentro televisivo entre candidatos de los dos partidos.
Consciente de que apenas un tercio de los estadounidenses tenía una impresión favorable de él y de que el dúo Harris-Walz disfrutaba de una ligera ventaja, JD Vance tenía una enorme presión sobre sus hombros.
Imagen y estilo
Obviamente ambos hombres habían hecho sus deberes, volveré sobre eso. Sin embargo, desde el principio noté que JD Vance parecía más confiado, menos vacilante y que proyectaba la imagen de un líder.
Un poco más nervioso y vacilante en sus primeras intervenciones, el gobernador demócrata recuperó rápidamente la compostura. Sentimos que Tim Walz se había propuesto atacar a Donald Trump y provocar a su oponente.
Vance percibió la trampa y mantuvo el control en sus réplicas, evitando alimentar esa imagen de agresividad que persiste en el dúo republicano.
¡Sorpresa, contenido!
Con demasiada frecuencia, los debates se han convertido en ejercicios de estilo. Ayer, sin embargo, sentí un verdadero placer escuchando a los dos candidatos.
En varias ocasiones me dije que Donald Trump haría bien en imitar a su compañero de fórmula, tanto en su disciplina como en su preparación. Vance finalmente ha demostrado su verdadero potencial.
Tim Walz también ofreció muchas respuestas detalladas, el contraste con su compañero fue menos pronunciado debido a la buena actuación de Kamala Harris en el debate anterior.
De ambas partes logramos aprobar las orientaciones y elementos principales de sus respectivos programas.
Si usted es un votante estadounidense, especialmente si es indeciso o independiente, ayer tuvo una buena presentación de dos visiones diametralmente opuestas para el futuro de Estados Unidos.
Fueron los estadounidenses los ganadores de este debate. Como comentarista, quiero más.
