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Las adaptaciones de obras japonesas llegan a la pequeña pantalla

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Mangas, series de televisión, novelas… Ante el éxito sin precedentes de las adaptaciones extranjeras de obras japonesas, criticadas durante mucho tiempo por su falta de fidelidad, los creadores japoneses se organizan para responder a la creciente demanda de los productores occidentales, impulsada por éxitos como el en la serie Shogun.

El año pasado, la adaptación del gigante One Piece, un manga con más de 500 millones de copias vendidas, con un actor mexicano en el papel principal, fue elogiada tanto por los espectadores como por la crítica.

Se están preparando otras adaptaciones de grandes mangas a películas y series, como las aventuras del ninja Naruto o las aventuras de los superhéroes de My Hero Academia.

Francia no se queda fuera: la serie de televisión inspirada en el manga sobre enología Les Gouttes de Dieu fue coronada mejor serie dramática en los premios Emmy internacionales a finales de noviembre, y una relectura de la obra Cat’s Eyes de Tsukasa Hojo, mangaka en el origen de City Hunter, se emitió a finales de noviembre en el canal TF1.

“La demanda de los mercados occidentales está claramente aumentando” de obras japonesas, popularizadas en particular gracias a las plataformas de streaming, explica Kaori Ikeda, directora de Tiffcom, el mercado de contenidos audiovisuales organizado al margen del Festival Internacional de Cine de Tokio.

Para ayudar a la oferta a satisfacer esta demanda, y consciente de que “a Japón todavía le falta know-how” a la hora de negociar derechos, Tiffcom puso en marcha el año pasado el sistema “Story Market”, en el que esta empresa participa desde hace seis años con editoriales japonesas.

Fanáticos muy atentos.

Muchos productores extranjeros han tenido problemas con las adaptaciones en el pasado, como la versión de Hollywood con Scarlett Johansson de Ghost in the Shell (2017), acusada de “blanqueo”, la práctica de elegir actores blancos para interpretar personajes, en este caso japoneses.

Death Note, una transposición cinematográfica del famoso manga homónimo, también fue criticada, considerada demasiado alejada del material original.

“Los autores de manga son muy respetados y las comunidades de fans están muy atentas”, subraya Klaus Zimmermann, productor de la serie de televisión adaptada del manga Drops of God.

Esta adaptación franco-japonesa se permite algunas libertades, en particular al presentar un protagonista francés. Pero fue desarrollado en estrecha colaboración con los autores de la obra original, explica el productor. “Se trataba de encontrar el espíritu del manga para no distorsionarlo. »

“En cada etapa de la producción, hubo una gran comprensión” por parte de todos los interesados, saluda Yuki Takamatsu, responsable de la negociación de los derechos en la editorial de este manga, el gigante japonés Kodansha.

Para él, los fracasos del pasado se explican en parte por las dificultades de los editores para explicar sus deseos a los productores extranjeros, pero también por un conocimiento del manga y del anime menos bueno que el actual.

“Hace 15 o 20 años, los grandes estudios decían: ‘Oye, conozco Dragon Ball, ¿tienes los derechos?’ “. Sólo les interesaba este mega contenido. »

“Pero hoy, especialmente desde el Covid, los productores ven anime con sus hijos” y “buscan contenidos cada vez más diversos”. »

“Video mordaza”

Los canales de televisión japoneses también se están beneficiando de esta demanda.

Centrados durante mucho tiempo en el mercado interno, estos se han vuelto “mucho mejores a la hora de vender su contenido”, especialmente durante eventos globales como Mipcom en Cannes, piensa Makito Sugiyama, gerente de la Asociación Japonesa para la Exportación de Programas de Televisión (BEAJ).

Si las emisoras japonesas están acostumbradas desde hace tiempo a vender sus conceptos de espectáculos, como el conocido en Francia como Video Gag (exportado a más de 100 países), algunas series japonesas encuentran ahora también una amplia respuesta en el extranjero.

Mother, una ficción original del canal Nippon TV que evoca la paternidad y el abuso, ha sido adaptada o transmitida en una cincuentena de países, incluida Francia.

Para Masaru Akiyama, del BEAJ, los espectadores occidentales también han superado su reticencia inicial a ver series con actores asiáticos: “Se han acostumbrado, ya no les importa. Lo que les interesa son las historias. »

La serie histórica Shogun, que triunfó en septiembre en los premios Emmy con 18 premios, también “cambió las reglas del juego” para Japón al atraer la atención mundial, considera Akiyama.

Este fresco del Japón del siglo XVII, adaptado de una novela del escritor James Clavell pero realizado con un elenco, productores y autores japoneses, es “un estímulo muy fuerte para los creadores japoneses que vieron que tal éxito era posible”, subraya Ken Muratsu, uno de los gerentes de Tiffcom.

Para Kaori Ikeda, “que una historia de samuráis con tanta atención a los detalles históricos pueda convertirse en entretenimiento general es una prueba del potencial” de las obras japonesas.

Matías CENA/AFP

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