“El fantasma de Truman Capote” (La dificultad del fantasma. Truman Capote en la Costa Brava), de Leila Guerriero, traducido del español (Argentina) por Delphine Valentin, Rivages, 190 p., 13 €, digital 10 €.
El fantasma de Truman Capote comienza en un cementerio de Palamós, un pueblo costero de la Costa Brava, mientras el narrador busca una tumba : la del escritor estadounidense Robert Ruark (1915-1965). La tumba de este hombre, quien, se dice, convenció a Truman Capote (1924-1984) de venir a refugiarse allí para escribir su futura obra maestra, La sangre fríatermina, con un poco “sentido común”terquedad y 4G, por encontrar. Pero, ¿cómo ayuda este descubrimiento a la autora, Leila Guerriero, en su investigación? ¿Cómo nos permite la identificación del lugar de descanso final de Ruark comprender algo de las tres estancias (cada una de seis meses) realizadas por Capote en este rincón de España entre 1960 y 1962? ¿Qué nos da a entender sobre la escritura de “ libro que condujo [son auteur] al Olimpo antes de arrastrarlo al infierno» ? Y, además, ¿realmente Ruark desempeñó el papel que la historia le atribuye?
Este es el primero de una sucesión de impasses y aporías que enfrentará el periodista y escritor argentino, tantos obstáculos cuyo relato conforma el marco de la El fantasma de Truman Capote. Un texto esclarecedor y fascinante sobre la escritura de no ficción, cuya vena literaria La sangre fría Sigue siendo el modelo absoluto casi sesenta años después de su publicación, en 1966, y del que Leila Guerriero, de 57 años, es hoy una de las grandes representantes. Evidencia de esto una historia sencilla (Christian Bourgois, 2017), Los suicidios en el fin del mundo o La otra guerra (Shore, 2021 y 2023).
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