La historia de la Muralla (urbana modular y responsiva) comenzó mucho antes del primer fresco en Bourges. El primer boceto data de 2013. Nathalie Loirot, que se convertiría en presidenta del colectivo, se encontraba entonces en París. Artista independiente, redescubrió los graffitis en la Torre París 13, un edificio condenado a la destrucción, ofrecido a un centenar de artistas callejeros. “Cuando regresé a Bourges, les dije a mis amigos que acababa de ver algo fabuloso”, recuerda. Con el acuerdo de la Aglomeración Bourges Plus, la primera bomba fue lanzada contra la pared de la Sala de Armas, en Lahitolle.
“El MURO más bonito de Francia” y Navarra
En 2014, con el apoyo del entonces alcalde, Pascal Blanc (abril de 2014-julio de 2020), siguió la obra monumental de la Tour bleue aux Gibjoncs, creada por los grafiteros Disk, Zomeka y Morne. Luego vino el deseo de perpetuar la cosa: encontrar un lugar fijo para albergar este arte efímero.
Fue el concepto del Mur d’Oberkampf, una obra de arte situada en el distrito 11 de París, inspirada libremente en los anuncios publicitarios y su frecuencia, el que se adoptó. “Una vez que se hace un fresco, permanece dos meses y luego aparece uno nuevo. Una superposición de obras efímeras”, resume Nathalie Loirot. Apodado así por uno de sus creadores, el artista Jean Faucheur, nació el Muro de Bourges, decimoctavo del nombre.